Hasta la década de 1920, el único tratamiento que había para los diabéticos era llevar un control de la dieta para que los picos de glucosa en sangre fueran lo más suaves posibles.

Pero, en 1921 el canadiense F. Banting, junto a Charles Best, consiguió aislar insulina a partir de un estudio con el páncreas de animales.

Los primeros ensayos clínicos se llevaron a cabo en 1922, y al año siguiente se lanzó al mercado el primer medicamento de insulina comercial bajo el nombre de ‘Iletin’.

Esta es una hormona peptídica, con una compleja estructura de 51 aminoácidos distribuidos en dos cadenas unidas entre sí por dos enlaces, que toma la glucosa de la sangre y la transporta al interior de las células del cuerpo donde se usa como energía.

Por otro lado, cabe destacar que la enfermedad de la diabetes ocurre cuando el páncreas no produce la suficiente insulina o cuando el cuerpo no la usa de forma correcta. Por ello, el tratamiento con esta hormona es vital para que los afectados puedan tener una vida normal.

Actualmente, todos los tipos de insulina que se encuentran en el mercado se sintetizan a través de técnicas de ingeniería genética para conseguir que sean efectivos en la mayoría de los pacientes.

Frederick Banting recibió el Premio Nobel de Medicina por este descubrimiento en 1923.