En Alemania, por ejemplo, la Deutsche Forschungsgemeinschaft es el organismo encargado de financiar la investigación pública. Según el informe anual de 2012, entre 2008 y 2010 la DFG concedió un total de 6.665 millones de euros a universidades, centros de investigación públicos no universitarios y otros agentes no institucionales, a los que se suma una cantidad semejante de inversión federal directa en I+D. Tan solo en 2012 esta agencia, fundada en 1951, gestionó casi ochocientos millones de euros para la financiación de proyectos biomédicos.

En Reino Unido no existe una sola agencia, sino siete consejos de investigación a cuyo conjunto se conoce por la abreviatura RCUK (Research Councils UK), y que se dedican a la financiación de distintas áreas de conocimiento. En algunas convocatorias, como el programa Industrial Partnership Awards, un socio empresarial aporta al menos el 10% de la financiación para el proyecto.

En Francia también existe una Agencia Nacional de la Investigación. Este organismo gestiona todos los fondos públicos para la financiación de la ciencia francesa (unos 3.000 millones durante el quinquenio 2005-2009), aunque no faltan las críticas a los pesados procesos burocráticos y la ineficiencia del sistema.