Ben-hur, Quo Vadis, Espartaco... y, por supuesto, Gladiator. No hay película de romanos sin gladiadores. Pero no nos habían contado que en la Antigua Roma las mujeres también luchaban en la arena.

Gladiadoras silenciadas

Juan Tranche, experto en la Antigua Roma, ha estudiado durante tres años la historia de aquellas mujeres que hasta ahora estaba sepultada. La rescata en forma de novela histórica en 'Gladiadoras', donde retrata la complicada vida a la que estaban condenadas las mujeres en el Imperio romano. "El papel de la mujer era muy claro: las mujeres debían tener una actitud intachable dentro y fuera de casa".

"Las mujeres debían tener una actitud intachable dentro y fuera de casa"

Quizás por eso, las gladiadoras fueron silenciadas en la literatura y el cine y quedan pocos testigos que confirman su existencia. La primera referencia sobre gladiadoras es de doscientos años después del comienzo de los combates masculinos. Algunos hombres en su funeral solicitaban que las mujeres más bellas lucharan en la ceremonia.

El autor destaca que "es curioso que no fueran las más valerosas o más fuertes, sino las más bellas". Solo algunas prohibiciones a mujeres libres de participar en la arena dejan testigo de aquellos combates, y también algunos restos arqueológicos, como el relieve de Halicarnaso, donde se ve a dos mujeres combatiendo sin casco.

De satisfacer a los hombres a ponerlos en peligro

Estos combates comenzaron con la obligación a mujeres esclavas de luchar para el disfrute de los hombres. Tranche explica que "empiezan como una especie de atractivo sexual. Los editores, quienes pagaban los juegos, querían hacer alarde de su riqueza y contrataban a mujeres gladiadoras".

"No eran las más valerosas o más fuertes, sino las más bellas"

Además, la ambientación de la novela coincide con una oleada de asesinatos en Roma a prostitutas que aparecen salvajemente agredidas, violadas. El autor utiliza este marco para tratar injusticias sociales que llegan a la actualidad: "Aquello no es muy distinto a lo que ocurre hoy en día y a los peligros a los que se pueden enfrentar las mujeres por la calle".

Sin embargo, cuando las mujeres libres, de clase alta, quisieron demostrar que eran igual de valientes que los hombres, los romanos cambiaron de opinión: "Convertirse en gladiadoras era algo que los romanos despreciaban de cualquier manera y no lo permitían, corrían el peligro de que los roles se cambiaran".

"Los gladiadores las despreciaban, corrían el peligro de que los roles se cambiaran"

Juan Tranche cuenta en su nueva novela la historia de las gladiadoras de la Antigua Roma. Aquellas mujeres que no solo luchaban a muerte en la arena, sino también contra las rígidas costumbres de todo un imperio.