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No me imaginaba que el CIS pudiese tener tanto interés en mi última relación

Me hicieron la encuesta del CIS y acabé llorando: ¿Por qué me preguntan cuándo rompí con mi ex?

Hace unas semanas fui una de las encuestadas por parte del CIS. En su momento pensé que era obligatorio acudir a la cita, pero lo cierto es que no. La participación es voluntaria y anónima. No sabía mucho de en qué consistía este tipo de investigaciones cuando me cité con el entrevistador, pero no me imaginaba que el CIS pudiese tener tanto interés en los motivos por los que acabó mi última relación.

-Pareja

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El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es un organismo público que tiene como objetivo principal el estudio de la sociedad española. Lleva a cabo esta tarea a través de la realización de encuestas en las que se pregunta a la gente su opinión sobre temas diversos de la actualidad socioeconómica y política (sanidad, educación, inmigración, entre otros).

La mayor parte de las encuestas del CIS consisten en entrevistas personales que realizan en el domicilio de las personas seleccionadas por entrevistadores y entrevistadoras, debidamente acreditados y formados por el CIS para el desarrollo de esta tarea.

Yo pensaba que todas las preguntas que me hicieran serían de índole político y social, y a pesar de que muchas de ellas lo fueron, la familia es un aspecto muy importante en esta entrevista. Que me pregunten sobre el estado civil de mis padres, su educación o ideología no era algo que me sorprendiese o molestase. Son solo estadísticas, pensé.

Sin embargo, cuando el sujeto pasé a ser yo, la cosa cambió. Tengo 34 años y no, aún no tengo ni idea de si quiero tener descendencia o no. Ante una pregunta de sí o no o de “¿cuántos hijos tendrías?”, el cerebro se me colapsa un poco. No es un tema en el que me haya parado a pensar y tampoco las circunstancias de mi vida me han hecho plantearme ese dilema.

Pero en primer lugar lo que captó mi atención fue lo rápido que puede cambiar todo en pocos días. Una semana antes estaba estresadísima porque mi única posibilidad de encontrar empleo era un trabajo que me causaba ansiedad.

Estaba bastante mal de ánimos pero como ya os conté, mi suerte cambió esa misma tarde. Por lo que cuando el entrevistador me preguntó “¿estás contenta con tu vida?” me pareció trampa que ahora yo formase parte estadísticamente del “España va bien”.

Comencé la entrevista con un carácter positivo, pero cuando ya había respondido unas diez veces que sí, que estaba soltera y vivía sola, mis ánimos fueron desapareciendo (y no es que tener o no pareja sea una de mis mayores preocupaciones), pero entonces llegó el momento.

Quiso saber de mi ex. Tal cual. “¿Tienes pareja? ¿Cuándo fue tu última relación? ¿Dónde le conociste? ¿Quién dejó aquella relación? ¿Qué motivos tuvo para romper esa relación?"

Y cuando pensabas que habías vivido una ruptura muy complicada, de esas que no se pueden explicar, te pasa una lista de motivos para seleccionar entre ellos los tuyos y dices “anda mira, soy la 1 y la 6, qué curioso”.

Lo cierto es que con tantas preguntas de ese tipo estuve por decirle “oye, si quieres llamamos a mi ex y ya le preguntas a él”.

No dejó la oportunidad, además, de volver a hacer hincapié en lo de vuelves a estar soltera y los motivos iban desde el “no he encontrado a nadie”, “no es el momento” hasta “me han rechazado”.

Salí de allí con poca autoestima y sin dinero para ahogar las penas con helado de chocolate como en las series de adolescentes norteamericanos.

Esa encuesta sabe más de mí que algunos de mis mejores amigos. Y tras volver a abrir heridas que ya creía cerradas, me pregunto ¿para qué quiere el Gobierno saber por qué nos dejaron nuestras exparejas?

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