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Amor y odio en las redes sociales

¿Eres un lover o un hater? Da igual, porque tu amor de fan destila tanto fanatismo como el odio

Se esconden tras una cuenta falsa. Se pasan el día al acecho como un depredador. Son los malos profesionales de las redes sociales. Sus tristes, frustradas y vacías vidas tienen sentido siempre que haya una víctima a la que atacar. Estamos hablando de los haters. Pero a ellos ya los conocemos de sobra. Conozcamos un poco mejor a sus archienemigos: los lovers.

-Love Hater

Love HaterAgencias

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Con el paso de los años soy cada vez más consciente de la cantidad de personas cuyo comportamiento varía con respecto a si las tenemos delante o tras el avatar de su Facebook, Twitter e Instagram. Gente que es pacífica, agradable y educada mientras comparte ese café contigo, y sin embargo es violenta, hostil y grosera cuando está frente a la pantalla de su móvil u ordenador ¿Son haters y lovers al mismo tiempo?

En la era 'pre-Internet,' en una situación similar, esa persona se hubiera marchado dejando un poso de buen rollo en quienes hubieran compartido ese rato con él o ella. Y por lo tanto se hubiera visto obligada a expresar todo ese 'haterismo' reprimido de una manera mucho más compleja y escasa. Al no existir el ciberespacio, y por lo tanto las redes sociales, esos 'Lee Harvey Oswald' carecían de escondrijos en los que ocultarse para armar sus fusiles y disparar sus palabras en forma de ráfaga.

Ahora evidentemente es mucho más fácil. Si quieres resolver este tipo de dudas, basta con meterte en tu cuenta de Facebook, Twitter o Instagram para verlos en acción. Siempre están ahí, muchos con cuentas falsas, jugando a esa siniestra y perversa mascarada en la que famosos y anónimos pagan el pato de, en muchos casos, tremendas campañas de cyberbullying.

Con las celebrities esto se multiplica. Una celebritiy sube un selfie de sus vacaciones perfectas en un paraíso tropical perfecto y rodeada por su familia perfecta, y nunca van a faltar haters dispuestos a lanzarse sobre su presa cual depredador hambriento. Ya conocemos esa película. Pero, ¿y los 'lovers? ¿Esos insobornables que, hagan lo que hagan y digan lo que digan sus ídolos, van a estar ahí dispuestos a seguirlos y adorarlos cual tótems?

Esos brutales 'ciber-ataques' son a veces el motivo por el cuál muchas de esas celebrities se ven obligadas a cerrar sus cuentas ¿Qué será entonces de esos pobres fans que, nada más levantarse, con los ojos aún cerrados por las legañas, descubran que 'Ed Sheeran' o 'Adele' ya no están ahí para darles sentido a sus vidas? Ninguno de esos millones de huérfanos importan si los comparas contigo.

Tú eres su mayor fan, su mayor lover. Tus outfits, tu peinado, tus recetas, ¿qué harás ahora?, tu celebrity era tu gurú, tu guía espiritual, tu todo. El odio y la ira se apoderan de ti. Ahora eres un lover-hater en ebullición. Todos esos miles de likes, todos esos comentarios, todas esas épicas batallas frente a hordas de Haters no han servido de nada. Simplemente, todo se ha ido a la porra, como por un retrete.

Cuentas no oficiales

El cabreo, el bajón y la desesperación se apoderan de esa gente. Una de las soluciones típicas del lover es hacer algo constructivo con todo eso, es decir, crear una o varias cuentas no oficiales de esa celebrity con la idea de poder resucitarla de alguna manera.

A partir de ese momento, el lover vive por y para subir contenido gráfico y textual de su ídolo. Un contenido incesante y sistemático de elogios y piropos de todo tipo. La recompensa a tan duro trabajo es que un día esa celebrity regrese al universo virtual y contacte con su ídolo para darle las gracias.

Pero eso no va a suceder, no al menos de forma pública, que es lo que esos lovers querrían, ya que esa celebrity ha ciber-desaparecido. Y si en el improbable pero posible caso de que reapareciera con una cuenta nueva, se le ocurriera darle las gracias a ese lover, siempre habrá cientos, miles, millones de Haters dispuestos a hacerles la vida imposible.

Haters y lovers: una relación de amor-odio llena de luces y sombras en el que la obsesión, la envidia y el tiempo libre los mantienen unidos como los 'Romeo y Julieta' que son.

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