Los resultados de esta investigación, se pulican en la revista Cell en un artículo en el que los expertos descibren los progresos en el objetivo de integrar células pluripotentes (iPSC) de una especie, capaces de dividirse, especializarse y generar la mayoría de tejidos, en embriones de otra especie animal muy diferente.

Este equipo, en el que hay científicos de la Universidad Católica de Murcia (UCAM), la Universidad de Murcia, la Clínica Cemtro de Madrid o el Hospital Clínic de Barcelona, lleva años trabajando en este campo y, aunque reconocen que la creación de órganos para trasplantes está en etapas iniciales, cada vez se dan pasos más importantes.

Para llegar a estas conclusiones, comenzaron a desarrollar un método capaz de integrar células madre de seres humanos en un embrión animal y así generar, después, las células a partir de las que se forman los órganos. 

Para ello, identificaron las condiciones de cultivo que permitían el crecimiento de un nuevo tipo especial de célula madre, con una gran capacidad de proliferación y que, modificada con una serie de factores de crecimiento, se podía implantar en un embrión de otra especie (embriones de ratón), acoplarse y desarrollar una estructura humana.

Como primer paso, y antes de llegar al objetivo final, los científicos consiguieron crear ratones con ojos, páncreas y corazón de rata: mediante la técnica de edición genética CRISPR/Cas9, en el laboratorio desactivaron el gen que produce el páncreas en embriones de ratón y seguidamente insertaron células madre pluripotentes de rata, que contenían el gen para la generación del páncreas, en esos embriones de ratón.

Después, los científicos los implantaron en una hembra de ratón receptora para que continuaran su crecimiento. Los embriones se desarrollaron normalmente, excepto por el hecho de que en cada ratón se formó un páncreas de rata. Este experimento inicial llevó al equipo a generar otros órganos, como ojo y corazón.

Sin embargo, generar órganos humanos en ratones o ratas no tiene sentido porque los roedores son demasiado pequeños y con una fisiología muy diferente, por lo que se decidió trabajar con cerdos, cuyo tamaño de órganos y tiempos de desarrollo son más parecidos.

Así, después de generar varios tipos de células madre iPSC, éstas se incorporaron en embriones de cerdo que, posteriormente, fueron implantados en cerdas receptoras. 

Algunos de los embriones mostraron que las células humanas se habían especializado y convertido en precursores de distintos tejidos, aunque la tasa de éxito y el nivel de contribución de las células humanas en cerdos fue mucho menor que en ratas y ratones.

Estos resultados, obtenidos gracias a los experimentos con 1.500 embriones de cerdo, representan la prueba de concepto de integración de células humanas en una especie animal grande.