MUSEO DEL PRADO DE MADRID

El Prado expone su colección del paisajista sevillano Emilio Sánchez Perrier

El trabajo de Emilio Sánchez Perrier (1855-1907), en su faceta como dibujante, se expondrá desde hasta el 30 de julio en el Museo del Prado.

Museo del Prado

Museo del PradoPixabay

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La carrera del paisajista sevillano Emilio Sánchez Perrier (1855-1907) en su faceta como dibujante se expondrá hasta el 30 de julio en la muestra del Prado 'Emilio Sánchez Perrier (1855-1907). Dibujos', donde el museo exhibe por primera vez todas sus obras archivadas del pintor.

Según ha señalado en una rueda de prensa Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación del Museo, la muestra es fruto de la donación de la Fundación Tatiana, que, a pesar de estar especializada en el fomento de la neurociencia y el desarrollo del mundo rural, ha ensanchado la colección con 192 dibujos del artista que en 2019 "iban a salir de España porque estaban en venta y aquí no tienen compradores".

En ellos, el autor combina técnicas como el trazo a pluma, el carboncillo o la aguatinta en el retrato de paisajes en España, Francia, Venecia y Tánger, apreciándose su evolución como artista desde su Sevilla natal, donde retrata entornos rurales, pasando por los pueblos de Francia, lugares en los que adquiriría fama al exponer desde 1880 en el Salón parisino.

Tras alcanzar fama internacional en la capital francesa, el interés de los compradores norteamericanos lo llevaría a viajar a Venecia y Tánger, en los inviernos de 1884 y 1887 respectivamente, donde pintaría escenas de tipo orientalista que representan la laguna veneciana, fiestas nocturnas, retratos árabes, la medina de Tánger o en alminar de la gran mezquita.

En palabras de Gloria Solache, comisaria de la exposición, la muestra permite realizar tres lecturas de la obra del pintor: una "lectura biográfica a través de la cronología del artista", un repaso por la ampliación de adquisiciones del museo o una "lectura técnica", en la que se aprecian sus métodos de dibujo en seco (lápiz, carboncillo) o acuosos (tinta con pluma o al pincel, aguadas o acuarelas).

A las donaciones se unen un autorretrato del pintor ya perteneciente a los archivos y un óleo del paisaje campestre comprado al propio Sánchez Perrier en 1890, así como varios dibujos y un retrato, donados en 1908 a la colección por el médico sevillano Pedro Ruiz Prieto, quien fuera amigo del pintor.

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