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El Cañón del Antílope, la maravilla que vas a querer conocer una y otra vez

Estamos acostumbrados a las espectaculares imágenes del Gran Cañón del Colorado y ya lo consideramos como una parada obligatoria en nuestro viaje por el oeste y el sur de Estados Unidos. Sin embargo, no muy lejos de allí se encuentra otro cañón que te dejará sin palabras por su belleza.

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Este artículo comienza con un consejo: nunca te quedes en lo que siempre has visto o siempre te han contado, hay mucho más que descubrir. Si dejamos de buscar, nos estaremos perdiendo algunas de las grandes maravillas que la vida y, en este caso, nuestro planeta nos tiene preparadas. Un ejemplo de ello lo encontramos en el asombroso Cañón del Antílope. Desde que tenemos uso de razón, todo el mundo de nuestro entorno ha hablado de la incomparable belleza del Gran Cañón del Colorado, algo en lo que no les falta razón. Sin duda, se trata de una de las mayores maravillas naturales que podemos encontrar en Estados Unidos. Pero no es ni mucho menos la única. Ni siquiera es el único cañón que merece la pena visitar si pasas por el país de la Ruta 66. En esta ocasión queremos hablarte del Cañón del Antílope.

Algo más al norte que el Gran Cañón del Colorado y ya en el estado de Arizona nos encontramos con esta sorprendente formación natural que ha adquirido las indescriptibles formas de las que presume a día de hoy gracias a la erosión que ha generado el paso del agua. Imagina una especie de pasadizo entre muros redondeados, curvos, con un color entre rojo y dorado que brilla aún más gracias a los rayos de sol. Un paisaje que bien podría haber formado parte de la imaginación de alguno de los artistas más importantes de la Historia del Arte y que, sin embargo, es una realidad.

El Cañón del Antílope se encuentra, como hemos dicho, en el estado de Arizona, muy cerca de la ciudad de Page y dentro de una reserva de indios navajos. Ellos son, precisamente, los mejores guías para conocerlo y pasear por el sin ningún tipo de riesgo. Y es que nunca hay que olvidar que se trata de una formación en la que el agua ha tenido y tiene mucho protagonismo. En cualquier momento, si se produce una lluvia torrencial, el cañón puede quedar completamente inundado. Es el precio a pagar por una maravilla tan espectacular obra de la naturaleza.

Debes saber que el cañón está dividido en dos formaciones geológicas independientes y diferenciadas: la superior y la inferior. Su longitud es de unos 400 metros y sus paredes, de arenisca, pueden llegar a gozar de una altura de unos 40 metros. Pero no son los datos lo que impresiona de este cañón, no son los números. Es simple y llanamente su belleza. Una vez tengas la oportunidad de pasear entre sus paredes, quedarás completamente prendado. Prendado de sus formas, de las sorpresas que te dan a cada paso que das. Prendado de cómo la luz del sol convierte su color rojizo en un fuerte naranja, en un brillante dorado o incluso en un oscuro marrón. Prendado de la paz que allí se respira, de la historia de nuestro planeta grabada en cada uno de sus recovecos.

Es uno de esos lugares que ya enganchan con sólo ver una imagen. Imagínate cómo será poder visitarlo y recorrerlo. Hay quien dice que una vez lo haces, sólo puedes soñar con conocerlo una y otra, y otra, y otra vez.

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