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Cuevas

4 viajes al centro de la tierra

Es una sensación extraña, para algunos claustrofóbica, pero adentrarse en el interior de una cueva es siempre una experiencia excitante. Aquí van cuatro ‘agujeros’ en los que acercarse al centro de la tierra.

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1. Cuevas de San José. Enclavadas en La Vall d’Uixó, en la provincia de Castellón, en concreto en el Parque de la Sierra de Espadán, estas cuevas ocultan el río subterráneo más largo de Europa. Único y misterioso, las formaciones rocosas, el silencioso fluir del agua y los juegos de luz provocan que uno se sienta como en otro mundo. La cavidad se visita en un tranquilo paseo en barca acompañados por un guía-barquero navegando, entre estalactita y estalagmitas, el río subterráneo de 2.750 metros de longitud explorados por el momento, de los cuales unos 800 se hacen en barca y 255 metros a pie por una galería seca. Dura aproximadamente 40 minutos la excursión y se realiza a una temperatura constante todo el año de 20 grados. Las cuevas de San José, que se prolongan hasta profundidades aun inciertas, albergaron los primeros habitantes de la zona, y en su interior existen yacimientos arqueológicos que demuestran que estuvieron habitadas hace más de 15.000 años. Actualmente, y gracias a la realidad aumentada, el visitante puede disfrutar de una representación de esos yacimientos y de pinturas rupestres del postpaleolítico (7.000 a.C). De hecho, en el exterior se levanta el poblado de San José, construido en la Edad de Bronce, y hoy en día se pueden ver vestigios de dos torres de planta cuadrangular, un buen ejemplo de urbanismo ibérico.

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2. El Soplao. Entre los municipios de Herrerías, Valdáliga y Rionansa (Cantabria), en lo alto de la Sierra de Arnero se encuentra esta maravilla de la Geología, descubierta a principios del siglo XX con motivo de la explotación de las minas de La Florida. En su interior se despliega un paraíso de espeleoemas: estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de pero, etcétera. Sobrecogen sus juegos de sombras, luces, colores… Un valor geológico excepcional al que hay que unir el patrimonio de arqueología industrial minera, con más de 20 kilómetros de galerías. Así, en el exterior se pueden ver también castilletes, hornos de calcinación, lavaderos y talleres empleados en la extracción de blenda y galena. Una manera de adentrarse en el interior de El Soplao es a través de la visita guiada o de pasarela, apta para todas las edades y tipo de personas (incluso con silla de ruedas). Dura unos 50 minutos y se recorre aproximadamente un kilómetro de cueva. Los más aventureros prefieren, seguro, la visita de aventura, siempre que sean mayores de 12 años y vayan acompañados de un adulto. Aquí se recorren dos kilómetros de cueva en estado natural: pasos totalmente irregulares y sin iluminación.

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3. La Cuevona. Esta es una maravillosa curiosidad, un ‘accidente’ natural en forma de gruta que, incluso, muchos asturianos desconocen su existencia. Esta cavidad natural da acceso al pueblo de Cuevas del Agua (a 4,9 kilómetros de la villa de Ribadesella), y es una de las pocas muestras de cuevas por las que se puede transitar en coche. Arranque el coche y vea: durante 300 metros puede atisbar esplendorosas formaciones calcáreas, la oscuridad, el arroyo adyacente, estalactitas, estalagmitas, y coladas, así como formaciones que por sus extrañas figuras reciben nombres como La lengua del diablo o Las barbas de Santiago. Si va a Asturias, no lo dude, atraviese La Cuevona.

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4. La Cueva de Nerja. Es, sin lugar a dudas, una de las más conocidas y visitada. Una de las de mayor desarrollo topográfico de Andalucía, se eleva 158 metros sobre el nivel del mar y posee 4.823 metros de longitud. Dispone de tres bocas de entrada, dos torcas subcirculares y, cerca, una entrada que se habilitó en 1960 (se descubrió el 12 de enero de 1959) para el acceso de las visitas, que pueden recorrer, más o menos, un tercio del total de la cueva. Declarada Bien de Interés Cultural en 1985, en su interior se pueden descubrir maravillosas formaciones calcáreas para todos los gustos, inquietantes, apabullantes, en las salas de los fantasmas, del Belén, de las cascadas, del Cataclismo y de la Torca. Pero aun hay más. Ya en el exterior, en el recinto de la Fundación Cueva de Nerja, existen zonas infantiles, servicios de hostelería, jardines para el picnic bonitos itinerarios señalizados para darse un paseo.

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