UN VALLE MUY FAMILIAR
Una subida con más de 1.000 metros de desnivel en el tren cremallera de Nuria
El tren cremallera del Pirineo de Girona no solo es el de mayor desnivel de nuestro país, sino también el único modo de llegar en un medio de transporte al santuario y a la estación de esquí además de a pie
Publicidad
El Pirineo de Gerona reserva sorpresas que no dejan indiferente. El Valle de Nuria es una de ellas. Con un paisaje excepcional, rodeado de montañas que alcanzan los 3.000 metros de altura y que protegen un paraje único, encontramos un santuario, lugar de peregrinación desde el siglo XII, ubicado frente a un lago ideal para relajarse y una pista de esquí que en invierno es perfecta para los amantes del deporte.
El acceso al valle ya es todo un espectáculo visual. Y es que se trata de un recorrido que solo se puede hacer en tren cremallera. Un medio de transporete que parte de las poblaciones de Ribes de Freser o de Queralbs y que salva mil metros de desnivel sobre escenarios de vértigo e impactantes saltos de agua, hasta llegar a Nuria, donde podrás vivir una experiencia pirenaica con planes como el avistamiento de rebecos, marmotas y águilas reales. ¿A qué apetece?
Situada en el Pirineo Oriental, en Cataluña, la de Nuria es una zona que domina uno de los puntos más elevados del Valle de Ribes, donde nacen multitud de fuentes y torrentes. Un mundo de sensaciones desde el primer momento que amarán aquellos a los que les gusta la vida al aire libre, el senderismo, la escalada y la alta montaña. Un paisaje para disfrutar en familia y con amigos, donde la naturaleza es vida y también diversión. La propuesta del Valle de Nuria es disfrutar del espectacular paisaje de alta montaña empezando por un transporte muy singular: el tren, 12,5 kilómetros de recorrido a través de la belleza y la espectacularidad de su paisaje.
Inaugurado en 1931, desde el primer momento fue un tren eléctrico. El desnivel que supera es de 1.059 metros, con una rampa máxima del 15 %. En total son seis estaciones, siendo el tramo más espectacular el que va de Fontalba a Nuria, es decir, el último, por su altura (son los últimos tres kilómetros). Sin embargo, la mayor pendiente se da entre las estaciones tercara y cuarta, es decir, Riab y Queralbs, justo por donde pasa el viaducto de Tosa. El ticket ida y vuelta tiene un precio máximo de 22,80 € (desde Ribes) y es posible comprar abonos por temporadas.
Las estaciones del cremallera de Ribes y Queralbs están muy bien comunicadas por carretera y por tren. Recuerda que al Valle de Nuria no se puede acceder en coche, así que deberás dejar el coche en los parkings gratuitos de las estaciones de Ribes Enllaç, Ribes-Vila y Queralbs. Al llegar al Valle de Nuria, hay dos puntos importantes: el primero es el lago, helado en invierno, y el segundo es el Santuario. Además hay una construcción que engloba todos los servicios turísticos y religiosos del lugar, apartamentos, un hotel, restaurantes, tiendas de alquiler de esquís, salas de recreo, salas de exposiciones y la estación del Tren Cremallera.
En invierno, el Valle de Nuria es un lugar muy familiar para la práctica y el aprendizaje del esquí. Su pequeña pero coqueta estación cuenta con 11 pistas de diferentes niveles y el lago se hiela, por lo que podemos también patinar sobre hielo. En verano, con el buen tiempo, la estación se adapta para convertirse en un destino de vacaciones de montaña, con actividades para toda la familia. Excursiones, senderismo, ascensiones a pie con guía, paseos a caballo o en pony, tiro al arco, minigolf, paseos con canoas o en barca por el lago, tiro al arco, un parque lúdico y hasta una granja que hara las delicias de los más pequeños. Un lugar para disfrutar durante todo el año en plena naturaleza.
Pero Nuria es también un lugar de peregrinaje. A casi 2.000 metros de altura está el santuario de Nuria. Tiene una hospedería para estancias y retiros. La visita a la talla de la virgen y la introducción de la cabeza en la campana es una de las tradiciones de la visita. La cruz, la campana y la olla son un camino a la fertilidad, o eso dicen. A lo largo de la historia, muchas parejas que no sabían por qué pero no conseguían tener hijos, han llegado hasta allí para pedir un milagro. Dice la leyenda que con una oración ante la cruz, y poniendo la cabeza en la olla a la vez que tocaban la campana, han obtenido el don de la fertilidad. A menudo suben parejas a Nuria para dar las gracias a la Virgen por el hijo que han tenido, después de haber puesto la cabeza en la olla.
Todo eso, después de un viaje único por un tren que impacta, por su desnivel y su paisaje.
Más información:
Valle de Nuria
Publicidad