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Naturaleza en estado puro

Sørvágsvatn, el lago más impresionante de Europa

Situado a los pies de un acantilado de más de 30 metros de altura, es el lago más grande de las islas Feroe.

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La isla de Vágar (también conocida como Vágoy) no es una más de las 18 que forman el archipiélago de las Feroe. Junto a la de Mykines, es la más occidental de todas. Esto le permitió, durante el pasado eclipse, ser la primera en oscurecerse. Pero no es por este detalle puntual por lo que merece un lugar privilegiado en los libros de Geografía Física. Se lo ha ganado por tener en su interior una de las maravillas naturales más impresionantes de Europa: el lago Sørvágsvatn, el mayor lago de las Feroe y capaz de dejar boquiabierto a cualquiera que se acerque a su orilla.

Con una profundidad media de apenas 2,5 metros (en algunos puntos llega a tener incluso 59 metros, pero prácticamente en toda su extensión es bastante poco profundo), le sirve para bañar dos de los tres municipios de los que se compone la isla: los de Sørvágur y Vágar. De forma alargada y situado en el sur de la isla, llama la atención por encontrarse a los pies de un gran acantilado, con una caída de alrededor de 30 metros de altura. Es impresionante observar cómo una gran mancha de agua parece asomarse tímidamente al borde del precipicio, como si alguien hubiera elevado artificialmente todo el líquido.

El lago se encuentra a una altitud de aproximadamente 32 metros sobre el nivel del mar y poco a poco se desagua en su extremo sur, cayendo el agua por una cascada bautizada como Bøsdalafossur. Es una zona a la que no se acercan los pescadores del pueblo de Vatnsoyrar, en el extremo norte del lago, a seis kilómetros de esta especial desembocadura. Además, cerca de la orilla oriental se encuentra el pueblo de Miðvágur, otra perfecta localización para observar el lago, aunque es desde el aire desde donde mejor se aprecia su majestuosidad, de ahí que el aterrizaje en avión en la isla sea siempre objeto de interés y los asientos de ventanilla toda una pieza de deseo.

Además de pescadores (la trucha y el espinoso son las dos especies que más se pescan), en el lago no faltan excursiones para los turistas que quieren tener la experiencia de navegar por tal maravilla natural. Se hace en pequeños botes, capaces de resistir la poca profundidad. Además, se le unen actividades de senderismo y acampada en las orillas del mismo.

El lago es testigo desde hace siglos de la historia de Feroe. Se han encontrado piedras y runas que datan del siglo XIII, lo que permite a los arqueólogos afirmar que el vikingo Torkil Onundarson fue el primero en asentarse aquí (esta runa se puede ver en la iglesia de Sandavágur, donde está expuesta al público). Además, fue aquí donde se fijó la residencia oficial del Lagman, el juez supremo y líder del Parlamento feroés; y el creador de la gramática feroesa, V. U. Hammershaimb, nació en su orilla.

Gracias a un túnel que evita las montañas escarpadas de Vágar, todas las pequeñas localidades de pescadores del contorno están conectadas. Así, una escapada a este rincón del norte de Europa se puede convertir en mucho más que una visita al lago, pudiendo acercarse a una cultura prácticamente desconocida para los mediterráneos.

Turismo de Islas Feroe

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