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España

El Palacio de Canedo, enoturismo en el Bierzo

Hotel, bodega y tienda de la mano de Prada a Tope

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Hay destinos que están esperando a ser descubiertos, impacientes, inmóviles –por supuesto-, expectantes. Y es que en el mundo debería haber más directores de cine buscando localizaciones para sus películas, más escritores buscando inspiración para sus páginas, más músicos dispuestos a cantar a paisajes increíbles o edificios deslumbrantes. Pero no importa porque, por suerte, hay un gran número de viajeros ávidos y ansiosos por descubrir rincones especiales. La pequeña localidad de Canedo a primera vista puede parecer un pueblo más de León, pero no es así. Se encuentra a unos 30 minutos por carretera de Ponferrada, dentro del municipio de Arganza, y con fácil acceso a través de la A6. En ella, sin duda, lo que más llama la atención es el espectacular Palacio de Canedo. Un palacio que fue construido en el siglo XVIII y que cuenta con una larga historia. Hay documentos y datos que reflejan que en el año 1761 ya existían viñedos y una bodega que atesoraba miles de botellas. La esencia del lugar se ha multiplicado por cien y, con el paso de los años, ha sabido mantener sus señas de identidad y potenciar todos sus encantos. Hace casi tres siglos que este palacio se construyó y fue soñado e ideado, pero hace solo unas décadas, 1987, que José Luis Prada volvió a reconstruirlo ya que la finca estaba abandonada. Las tierras se volvieron a labrar, las habitaciones se volvieron a habitar y sus muros volvieron a ver risas, historias y trabajo, mucho trabajo. Además, Prada, creador de la marca Prada a Tope, un ciudadano del Bierzo que ha sido reconocido en varias ocasiones por su labor para promocionar su tierra y los productos de la misma. La bodega apuesta por la agricultura ecológica y busca un equilibrio sostenible, respetando las variedades autóctonas del Bierzo. El Palacio de Canedo era uno de sus sueños y ha conseguido convertirlo en un referente del enoturismo en la región, combinando a la perfección una casa rural con un restaurante de excepción, una tienda y una bodega. Todo lo que cualquier amante de los viajes y de la gastronomía puede desear para cualquier escapada. Cuenta con 14 habitaciones, todas distintas entre sí y cada una con su propia historia y leyenda –con nombres evocadores o guiños a sus antiguos dueños, los señores de Canedo-. Aunque guardan un estilo común, rural y clásico, que concuerda a la perfección con la línea del edificio, eso sí, con comodidades tales como una bañera de hidromasaje. Además, desde todas sus ventanas se pueden ver lo viñedos y el espectacular paisaje leonés, idílico en cualquier estación del año. Parqué, antigüedades y muebles dignos de admirar, además de cuadros que narran la historia del palacio. Se pueden realizar visitas guiadas tanto al palacio como a los viñedos y la bodega. Y, para abrir apetito, nada mejor que pasarse por su tienda de Prada A Tope, que ofrece vinos, licores y alimentos típicos de la zona que la marca comercializa; un lugar perfecto para llevarse a casa un trocito de este paraíso o regalar la esencia del Bierzo envasada con mimo y cuidado. En el restaurante, la carta está repleta de platos de comida típica como el botillo o los pimientos asados de la zona, además de una gran variedad de vinos provenientes de los viñedos que se pueden observar mientras se cata esta bebida. El Palacio de Canedo es una de las máximas expresiones del enoturismo en el Bierzo y también un hotel con mucho encanto para familias o parejas en busca de un oasis de tranquilidad a poca distancia del bullicio urbano.

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