CÁDIZ
Monasterio de la Victoria de El Puerto de Santa María: ¿sabías que durante casi un siglo fue el penal de la ciudad?
Viajamos a la provincia de Cádiz para conocer la sorprendente historia que esconde el Monasterio de la Victoria. ¡No te dejará indiferente!

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Es el momento más que perfecto para poner rumbo a uno de los destinos más bonitos que podemos encontrar en la provincia andaluza de Cádiz. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de El Puerto de Santa María. Allí encontramos un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente impresionantes, como es el Monasterio de la Victoria.
Se trata de un antiguo convento que se erigió en el siglo XVI por los Duques de Medinaceli que, por entonces, eran los señores de la villa. Este Monasterio fue fundado por Juan de la Cerda y posteriormente entregado a la Orden de los Mínimos de San Francisco. De estilo gótico, esta construcción albergó el Penal de El Puerto de Santa María entre 1886 y 1981.
El Monasterio de la Victoria de El Puerto de Santa María, a través de su historia
Para comenzar, debemos saber que se funda en un lugar ubicado a extramuros de la ciudad medieval, en el camino entre Jerez de la Frontera y Cádiz. Fueron los Duques de Medinaceli quienes, en un sitio concreto conocido como Caño del Molino, establecieron la construcción de este Monasterio. Algo que se sabe por la lápida fundacional situada a los pies de la iglesia.

Las obras fueron iniciadas por los monjes de San Francisco de Paula, por lo que, inevitablemente, el prototipo de fundación abacial responde al de los monjes de San Bernardo. Lo que se conserva de esta obra original es la iglesia, la torre campanario, el claustro, la sacristía y las salas capitulares. Todos estos elementos se ajustan al modelo de las obras del Císter. No podemos dejar de mencionar que en 1935 se llevaron a cabo una serie de intervenciones por las que el refectorio, así como los artesonados mudéjares de la zona sur y la portada ojival ubicada en el lateral desaparecieron por completo.
Es importante destacar que las obras de este Monasterio de la Victoria comenzaron a principios de junio de 1504, y no fue hasta el 12 de octubre de 1517 cuando fue entregado a la orden de los Mínimos. En la primera de las fases, se erigieron la iglesia junto a sus portadas, la torre campanario con su escalera original y la parte baja del claustro. A partir de 1517 y hasta 1545, se construyó el resto de la parte baja, así como el primitivo refectorio.

A finales del siglo XVI, utilizando el estilo renacentista, se erigieron los dormitorios de la zona este, así como el segundo cuerpo tanto del claustro como de la torre. Un siglo más tarde, se labró la sala capitular que previamente, en el año 1699, se diseñó en estilo gótico. Además, en la etapa comprendida entre los siglos XVIII y XIX, se optó por completar la zona sur que, hasta ese entonces, estaba ocupada por la portería.
Entre las personas que hicieron posible que este Monasterio de la Victoria fuese una realidad destacan Alonso Rodríguez, que trabajó en la Catedral de Sevilla desde 1502 y 1513, así como en las Iglesias de Santiago de Alcalá de Guadaíra y Santa María de Carmona. Pero no solamente él estuvo inmerso en esta construcción, sino también el reconocido ingeniero militar Cristóbal de Rojas, desde poco después del año 1600.
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