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UN PEQUEÑO PARAÍSO EN EL LAGO CONSTANZA

Mainau, la isla de las flores

A un paso de la frontera entre Suiza y Alemania se encuentra el Jardín del Edén. Está en la isla de Mainau, un rincón único del lago Constanza donde desde hace décadas se cultivan más de 20.000 tipos de plantas, que incluyen flores exóticas únicas, así como animales que poco asociaríamos con los Alpes.

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Sea la época del año que sea, la isla de Mainau, en el lago Constanza, es sencillamente espectacular. Un gran jardín de 45 hectáreas, donde la diversidad y el esplendor de la floración de las plantas merecen una visita obligada. Exuberante durante todo el año, no hay nada como disfrutar de su belleza, su tranquilidad y sus paisajes, que incluyen una preciosa arboleda de más de 150 años y una colección de palmeras tropicales y cítricos. Además, en este parque podemos visitar una iglesia y un palacio barrocos, ejemplos únicos de este estilo en el sur de Alemania y en el que se reúnen todos los años los premiados con el Nobel.

Allí también se encuentra algo que encantará a los más pequeños: la Casa de las mariposas. Con más de 40 especies, es la mayor construcción de este tipo en Alemania y posee ejemplares procedentes de África, Asia y América del Sur. También podremos visitar un invernadero en el que, además de palmeras, viven también papagayos, pavos y otras aves exóticas, así como una colección de orquídeas con más de 3.000 ejemplares.

Entre las principales atracciones de Mainau destacan también la escalera italiana en forma de cascada de agua y flores, las coníferas y las secoyas gigantes, y los jardines de frutas tropicales. En mayo, más de 250 especies de rododendros y azaleas son el punto culminante. De septiembre a octubre, por su parte, las protagonistas son las dalias, con unas 20.000 plantas de 240 tipos diferentes. Y el resto del año, dos jardines con más de 20.000 rosas de 1.200 variedades, un jardín mediterráneo formado por fuentes y terrazas, además de palmeras, agaves, buganvillas o cipreses.

Una isla única en el mundo, un mar de flores de colores que contrasta con el azul del  lago y con los Alpes al fondo, todavía cubiertos de nieve en verano.

Un príncipe sueco dio un beso de amor a la isla Mainau, que despertó transformándose en un gran jardín del Edén. Un jardín que en 1932 despertó la pasión del conde Lennart Bernadotte por esta isla y que, en la actualidad, sigue siendo administrada por sus hijos y cuidada con mimo. No en vano es una obra de arte a su manera. La isla forma parte de la Fundación Lennart-Bernadotte, linaje al que pertenece la casa real de Suecia.

La isla de las flores, como también se la conoce, está unida por un puente a la ciudad de Constanza, próxima a la frontera suiza. Se puede llegar en coche, en transporte público o desde la ciudad de Constanza en barco, puesto que la isla cuenta con un pequeño embarcadero. Las excursiones panorámicas en barco ofrecen magníficas vistas del paisaje alpino alemán, suizo y austriaco. La entrada a la isla no es gratuita y el parking está incluido en el precio de la entrada, que ronda los 17 euros para los adultos y los 10 euros para los niños.

Para los pequeños, la experiencia se completa con una zona infantil con mucha diversión que incluye una granja con un zoológico de mascotas, paseos en pony y muchas flores. El Mainau Kinderland cuenta también con una zona de juegos de agua: el Water World, con balsas y pasarelas, además de una zona de aventura para escalar y esconderse.

Visitar la isla de Mainau es despertar todo tipo de sensaciones, flores por todas partes, aromas indescriptibles, un auténtico oasis de paz y tranquilidad, que merece la pena disfrutar con calma. El lugar se puede recorrer sin prisas y, sin duda, sorprende ver este jardín tropical a los pies de los Alpes en esta pequeña isla alemana, un jardín botánico, que te dejara maravillado. Una excursión ideal para estas vacaciones. A los niños les encantará y si viajas con tu mascota, también será bienvenida.

Más información:
Turismo de Alemania
Isla de Mainau

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