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España

El Hotel Ferrero, una masía de cinco estrellas

A los pies de la Sierra Mariola, en Bocairent, Valencia

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Por lo general, los edificios que han vivido numerosas historias entre sus paredes y han sido testigos de situaciones cotidianas durante décadas, suelen desprender un encanto ya de por sí innato. Es el caso de una antigua masía construida en el siglo XIX al borde de la Sierra Mariola, un paraje natural único situado en Bocairent, en Valencia. El edificio ha sido restaurado con extremado cuidado y mimo, hasta el más mínimo detalle, consiguiendo un resultado único que llama la atención desde cualquier punto de sus alrededores y entorno. El artífice de este proyecto de restauración ha sido el mismísimo tenista Juan Carlos Ferrero, el propietario de este hotel al que le ha dado su nombre. El  Hotel Ferrero es un alojamiento de cinco estrellas que cuenta con torreones, almenas y está pintado en un color azul cielo y un blanco impoluto, el de la piedra que lo custodia. Su ubicación es tan excepcional como los servicios y comodidades que se pueden encontrar en su interior, ya que está situado en una finca de más de una decena de hectáreas repleta de olivos, nogales y algún que otro ciruelo, que inundan todo el terreno de un aroma muy agradable. La imagen no puede ser más idílica desde el primer momento en el que se entra en territorio del Hotel Ferrero. Para acceder a este edificio del siglo XIX es necesario atravesar un paseo con olmos a ambos lados, como si uno se estuviera adentrando en una propiedad de ensueño. Los trabajos de reforma han sido capitaneados por el arquitecto valenciano Luis Sendra y también por el decorador de interiores Carlos Serra. Se han respetado la mayor parte de los elementos originales, tales como balaustradas y la decoración de las torres y, en cuanto a su interior, la decoración es sobria, de líneas puras y acentuadas por espacios diáfanos con numerosos lugares para relajarse y contemplar el entorno. Naturaleza y diseño han encontrado su punto en común en el Hotel Ferrero, donde se deleita a todos los huéspedes con una estancia tremendamente acogedora. Cuenta con doce habitaciones, seis de ellas con grandes terrazas perfectas para disfrutar durante la época estival e incluso jacuzzi. Todas tienen una decoración distinta a las demás y en ellas reina la calma y la tranquilidad justa para olvidarse del ruido y las preocupaciones del exterior. Los materiales nobles y colores como el wengé, teja o el verde lima son los verdaderos protagonistas, otorgando a las estancias gran luminosidad. En el Spa se pueden contratar todo tipo de servicios y tratamientos, llevados a cabo con productos muy especiales de la firma Germaine de Capuccini. Hay baño turco, duchas de contraste, esencias, vichy y también escocesa, tratamientos corporales y faciales, masajes, envolturas, exfoliaciones y baños a la carta. Y, como no, el deporte es una de las atracciones fundamentales para todos los huéspedes, desde tenis hasta pádel –de ambos deportes se dan clases- un gimnasio equipado con máquinas de última generación, una apetecible piscina exterior o golf. También se pueden hacer celebraciones familiares, bodas o presentaciones en sus salones y su carpa con una capacidad de hasta 800 personas. El Hotel Ferrero abre sus puertas los fines de semana en temporada baja y todos los días entre julio y septiembre. Un hotel para hacer deporte, descansar, cuidarse, saborear buenos platos y disfrutar de la naturaleza.

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