España
La Feria del Caballo de Jerez
Entre el 11 y el 18 de mayo, Jerez celebra su semana grande
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Jerez respira arte y maestría a cada calle, rincón y lugar. No importa el día ni tampoco el momento, Jerez es una ciudad única a cada instante, sin entender de calendarios ni estaciones. Pero hay que reconocer que cada año, justo después de la Feria de Sevilla, Jerez recoge el testigo y vibra durante una semana con su gran fiesta, la Feria del Caballo. Y durante estos días, y también los previos y los posteriores si es que aún quedan fuerzas, la ciudad se tiñe de lunares, de gastronomía, de baile, de salero, gracia y buen gusto, del más puro espíritu andaluz. Porque la ciudad es tremendamente versátil, reconocida como cuna de grandes vinos y aclamada por su singular arquitectura, Jerez de la Frontera es tierra del caballo cartujano, cuna del arte flamenco, ciudad del motor y también del toro de lidia. ¿Se le puede pedir algo más? Este año, desde el 11 hasta el 18 de mayo se celebra su Feria del Caballo, uno de los momentos más esperado del año por jerezanos y turistas de todas partes de España y del mundo. Jerez durante estos días tiene un poder de convocatoria único y, una vez que se ha visitado la ciudad en esta época, en la mayoría de los visitantes perdura un deseo incontrolable de volver en años posteriores. La fiesta ha sido declarada de Interés Turístico Internacional y sus orígenes se remontan a la Edad Media, cuando los comerciantes equinos se reunían en la ciudad para cerrar tratos y hacer negocios. De hecho, un documento fechado en el año 1481 especifica los límites de dicha feria, que abarcaba el terreno desde la Puerta del Real hasta la calle Francos. De estos comienzo aún quedan pequeños vestigios puesto que en la actual Feria del Caballo de Jerez, desfilan caballos que se siguen vendiendo y también se puede ver un gran trajín de coches de caballos durante todos los días que dura el evento. En la actualidad la Feria tiene lugar en el Parque González Hontoria, un lugar en el que se combinan las zonas de albero con los jardines. En él se colocan más de 250 casetas cuya principal diferencia con las de la Feria de Sevilla es que son prácticamente en su mayoría públicas, por lo que todo el mundo puede acceder a ellas para sumergirse de lleno en el ambiente festivo jerezano. El ambiente rota de una caseta a otra y hay quien se arranca a bailar en medio del albero. En ellas, durante el día, los hombres visten de corto y las mujeres con vistosos trajes de gitana, mientras que por la noche se sacan a relucir las mejores galas. Cada caseta tiene su ambiente particular y también su decoración, en la Feria se pueden encontrar instalaciones que simulan desde barcos a casas o incluso un pequeño cortijo. Pero, en el fondo, eso es lo de menos, ya que en el interior de todas se sirven olorosos, manzanillas y finos que deleitan cualquier paladar y se degustan guisos típicos, pescaíto frito, montaditos y también mariscos. Como actividades complementarias al recinto, sin duda el epicentro de todo el bullicio, para los niños hay atracciones y para los amantes de los toros, un cartel de corridas de excepción. Una cita anual muy flamenca y perfecta para compartir entre amigos y familia.
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