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España

Despertar en una antigua fábrica de harina

En el Hotel Tximista, en la ciudad navarra de Estella, es posible

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Estella es uno de los puntos clave por los que pasa el Camino de Santiago. Se encuentra a tan solo 44 kilómetros de Pamplona y a uno más de la ciudad de Logroño, por lo que para conocerla no hace falta encontrar una buena excusa. Estella está ahí, en Navarra, esperando a ser conocida a fondo, empezando por lo monumentos tan bien conservados que pueblan su casco antiguo y siguiendo por el encanto que desprende al ver cada día decenas de peregrinos andar por sus calles. Tradicionalmente, Estella ha sido siempre una ciudad de comerciantes y en ella se desarrollaban actividades de diferentes sectores que convirtieron a la localidad en un punto con gran relevancia dentro de la provincia. Desde vinos a harinas, y es que en Estella, bajo el refugio de la Sierra de Urbasa-Andía se encontraba la antigua Fábrica de Harinas Zaldu, a orillas del río Egea. Durante décadas este conjunto industrial fabricó, empaquetó y vendió kilos y kilos de harinas y, a día de hoy, se ha reinventado bajo otra forma totalmente distinta. El conjunto edificado en el siglo XIX es lo que hoy se ha convertido en el Hotel Tximista, un alojamiento de cuatro estrellas que cuenta con una historia única, digna de conocer y descubrir alojándose entre sus paredes. El hotel se proyectó con una apariencia moderna pero también como un lugar en el que tuviera cabida el pasado del edificio. Y no solo esto, sino que el Hotel Tximista ha respetado la estructura y también la inconfundible personalidad de la antigua harinera, eso sí, con algunas reformas que la han adaptado a la perfección a las necesidades contemporáneas. Cuenta con un total de 29 habitaciones, cuatro de ellas amplias suites reservadas para las estancias más especiales. En la mayoría de las zonas del hotel, aún se puede apreciar la estructura geométrica de los antiguos silos de la fábrica, lo que en un primer lugar desconcierta y más tarde encanta. Además, el hotel, pese a su apariencia moderna, se gestiona de forma auto sostenible a través de paneles solares e instalaciones hidroeléctricas, todo un acierto. En cuanto a la decoración que se puede ver en su interior, las zonas comunes muestran algunas piezas de gran importancia en la antigua harinera, vestigios y recuerdos a través de los que los huéspedes pueden intuir la historia del lugar. El resto de elementos que visten el hotel de pies a cabeza son elegantes, sobrios, sencillos pero tremendamente versátiles. De esta forma, se consigue crear un ambiente tranquilo, descargado de energías de cualquier tipo, en el que descansar y disfrutar del entorno son los dos objetivos principales. El Hotel Tximista tiene una bonita terraza a modo de porche en la que hay mesas, sillas e incluso sofás en los que tomar algo o disfrutar de un buen libro. Desde ella, se puede escuchar el discurrir del agua del río Ega de fondo, relajante y a modo de música de ambiente natural. En su restaurante se sirven platos que son verdaderas creaciones gastronómicas. Todos ellos se degustan en un salón con capacidad de hasta 180 personas –ideal para eventos y celebraciones- o bien en el comedor del restaurante, decorado con las mismas vigas de madera que decoran el resto del hotel y también cuadros que evocan la naturaleza. Las recetas navarras adquieren su máximo esplendor combinadas con los toques modernos de este restaurante. En los alrededores se puede hacer senderismo, pescar e incluso visitar las numerosas bodegas con las que cuenta la zona, catar, saborear y deleitarse con las exquisiteces navarras.

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