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Con piscina

Cinco hoteles de interior casi secretos

Escapadas de interior en torno al silencio y la calma, huyendo de aglomeraciones y ruidos, donde no puede faltar una piscina, ideal para relajarte.

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La Casa de los Tomillares (Candeleda, Ávila)

La Casa de los Tomillares es un lugar de relax y descanso situado en pleno Valle del Tiétar y en mitad de la naturaleza.

Es un hotel lleno de encanto y rincones especiales fruto de un proyecto que comenzó hace muchos años y en el que su propietaria ha logrado conseguir un espacio casi mágico donde aislarse del mundo. Dispone de ocho habitaciones dobles decoradas cada una de forma diferente con muebles antiguos franceses donde se ha cuidado hasta el último detalle.

Las zonas comunes también animan al silencio, al disfrute y a la calma; el almuerzo en el empedrado, a la sombra de una pérgola o una frondosa encina con vistas a Gredos. La cena, en el jardín iluminado, o en el comedor cálidamente amueblado, constituyen un pequeño placer.

La piscina es también uno de los encantos del lugar y un aliciente añadido cuando empieza el calor.

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Hotel Consolidación. (Matarraña, Teruel)

Como ellos mismos lo definen, este hotel no es un hotel con encanto aunque lo tiene y mucho. Tampoco es un hotel rural al uso aunque es innegable que está ubicado en plena naturaleza. Es un hotel de lujo, quizá sí, pero con lujos poco convencionales. Definitivamente, es un hotel singular ubicado en uno de los parajes más bellos y desconocidos de España, el Matarraña, una comarca de Aragón ubicada en Teruel y fronteriza con Castellón y Tarragona.

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Habitaciones cúbicas, paredes de cristal y, en invierno, chimeneas encendidas reciben al viajero. Fue uno de los primeros hoteles de esta zona de Aragón. Aquí, dos amantes de la arquitectura y de los retos, abrieron 12 habitaciones en una apuesta arriesgada que ha dado sus frutos, ya que no solo han conseguido la rentabilidad de su negocio sino que también han ayudado a revitalizar una zona que durante años ha estado olvidada para el turismo. A la vanguardista arquitectura del hotel se une una antigua ermita del s XVI. La piscina con vistas al bosque de carrasca (encina pequeña) mezclada con los pinos es un plus inevitable para visitar este hotel aunque cualquiera de las estaciones es buena para alojarse aquí.

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Hospedería Convento de la Parra (La Parra, Badajoz)

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Al suroeste de la Tierra de Barros, a poco de Zafra y a poco más de Almendralejo, La Parra es un tranquilo pueblo de Badajoz que huele a raya portuguesa y a monte de encina, en el que las cigüeñas del convento de clausura no han notado diferencia ahora que el edificio es un fabuloso hotel con encanto.

Este antiguo convento rehabilitado, resulta tranquilo, sencillo confortable y es sin duda una de las mejores propuestas de hoteles con encanto de nuestro país. Habitaciones exquisitamente decoradas con materiales de la zona. Los muros del que fue convento mantienen frescos los interiores, y al abrir la ventana, a poco que haga sol, un aire cálido nos recuerda que estamos en el sur. En la piscina, entre muros encalados, reina la más absoluta de las calmas. Otro detalle: las mascotas son bienvenidas.

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La Vella Farga (Lladrús, Lérida)

A tan sólo una hora y media de Barcelona, se encuentra este espacio repleto de paz y tranquilidad. Los propietarios Gemma y Martí descubrieron paseando esta antigua masía que desprendía un encanto especial y decidieron restaurarla. En la masía se cultivaban productos de secano y había un huerto. Antiguamente se transformaban materias primas elaborando vino, prensando aceite y trabajando el hierro para elaborar pequeños utensilios que ayudaban a las tareas del campo. De este oficio viene su nombre “La Vella Farga”.

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En el hotel, se pueden ver algunos detalles que se han conservado después de una cuidada rehabilitación. El resultado es un exclusivo hotel de lujo pensado para los viajeros que desean descubrir la naturaleza rodeados de prados y bosques. Más de 300 hectáreas de pinos y naturaleza para disfrutar de largos paseos y de fantásticas tardes de lectura en el jardín de esta piscina desbordante con vistas al Valle del Solsonès.

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Juan Valiente: Refugio de los sentidos (Nigüelas, Granada)

En contraste absoluto con el ritmo vibrante cosmopolita de Granada, Las Alpujarras están congeladas en el tiempo y al explorarlas podemos descubrir lo que la España rural debía haber sido hace 100 años. Lorenzo, el propietario de Juan Valiente ha diseñado un ambiente muy especial para que te encuentres como en el paraíso.

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Un hotel diferente lejos de los hoteles con pasillo tras pasillo de habitaciones numeradas que destaca por multitud de detalles. Delicias que van desde comer helados orgánicos en su cine privado a tumbarse en las tumbonas de su piscina orgánica diseñada para ser única y estar integrada perfectamente en el paisaje.

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La forma de esta piscina es orgánica y la toma una cascada entre rocas. El agua misma es mineral y se mantiene a través de ionización molecular beneficiando la piel y las losas son de vidrio Italiano hechas especialmente para combinar con las montañas.

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