SEGOVIA
Castillo de Castilnovo y su curioso vínculo con los Reyes Católicos
Viajamos a la provincia de Segovia para conocer todos los detalles de una de sus fortalezas más espectaculares y sorprendentes.

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Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Segovia, donde encontramos un gran número de monumentos y construcciones verdaderamente fascinantes como es el caso del Castillo de Castilnovo. Entre otras cuestiones, es conocido por haber sido habitado por Álvaro de Luna, Juan Pacheco (Marqués de Villena) y los Reyes Católicos, entre otros.
El Castillo de Castilnovo, a través de su historia
Su origen todavía es una incertidumbre. Muchos historiadores señalan a Abderramán I y una posible fundación en el siglo VIII. Otros, en cambio, apuestan por Almanzor y el siglo X. Sea como sea, no se ha conseguido identificar los restos arqueológicos de aquella época, sino únicamente ciertas referencias literarias a una fortificación en torno al año 740, que podría ser el origen del castillo que conocemos en la actualidad.
Lo que es un hecho es que los arcos apuntados del lado oeste del Patio de Armas de esta fortaleza datan de la época comprendida entre los siglos XII y XIII. Con posterioridad, se fueron adosando hasta seis torres: la de Solana, la de Puerta, la de Vieja, la del Moro, la de Caracol y la de Álvaro de Luna. En este Castillo se alojaron el Rey Fernando I de Aragón y su mujer, Leonor de Albuquerque. Con posterioridad, el Rey Juan II de Castilla entregó a su valido, el condestable Álvaro de Luna, la propiedad de esta fortaleza. A su muerte, el Rey Enrique IV de Castilla se lo entregó a Juan Pacheco, Marqués de Villena.
Tiempo más tarde, junto a una amplia extensión de tierras, fue adquirido por el Rey Fernando el Católico, haciendo posible la creación del señorío de Castilnovo que acaba cediendo a su hija natural, Juana de Aragón, en dote para su matrimonio con Bernardino Fernández de Velasco, I Duque de Frías. A la muerte de Felipe el Hermoso en el año 1506, la Reina Juana se hospedó en este castillo para estar en compañía de su hermanastra.
En 1510, Juana de Aragón muere, por lo que esta fortaleza pasa a manos de su marido que, tras su fallecimiento en 1512, lo deja en herencia a su hija, Juliana Ángela de Velasco y Aragón. La joven se casó con su primo, Pedro Fernández de Velasco, que más tarde se convirtió en el III Duque de Frías. Décadas más tarde, concretamente en 1526, el Emperador Carlos V encargó al condestable Iñigo que custodiara a los hijos del Rey Francisco I de Francia, que eran rehenes tras el Tratado de Madrid.

En un primer momento, los príncipes estuvieron en las fortalezas de Villalba de los Alcores y Ampudia pero, tras la muerte en 1528 de Íñigo, fue su hijo Pedro quien se encargó de trasladarlos a este Castillo. En 1557, el Rey Felipe II concedió a Juliana Ángela de Velasco y Aragón el título de Condesa de Castilnovo. Entre otras cuestiones, por sus servicios a la corona y por la estima que le tenía su primo, el emperador Carlos V.
Cuando murió Juliana Ángela, legó el condado, incluido el castillo y sus tierras, a la condesa de Osorno, su sobrina, quien, a su vez, lo dejó a manos de su hija Juana de Velasco, III condesa de Castilnovo. Al morir sin descendencia, todo lo heredaron los condes de Lodosa y, con posterioridad, los marqueses de Belveder.
No podemos dejar de mencionar que, a mediados del siglo XIX, el dueño de este Castillo de Castilnovo era un príncipe alemán. Este, en 1859, lo vendió a José Galofré, pintor de Cámara de la reina Isabel II. De él, pasó por herencia a los Marqueses de Quintanar que, en los años ochenta del pasado siglo, lo vendieron a una asociación hispano mexicana. No fue hasta 2016 cuando salió a la venta por 15 millones de euros, una cifra absolutamente histórica en Castilla y León.
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