HUESCA

Castillo de Abizanda: su historia y el verdadero motivo por el que se construyó

Viajamos hasta la provincia de Huesca para conocer el origen de una de sus edificaciones más significativas: el Castillo de Abizanda.

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Ponemos rumbo a Aragón, concretamente hasta la preciosa localidad de Abizanda. Allí, como no podía ser de otra forma, encontramos un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente sorprendentes y espectaculares. Un claro ejemplo lo encontramos en su castillo, que se puede ver desde la entrada del pueblo.

El Castillo de Abizanda, a través de su historia

Para comenzar, debemos saber que esta construcción tiene su origen en la etapa del Rey Sancho III el Mayor, concretamente en el año 1023, cuando tomó la decisión de construir una línea defensiva mediante torres y castillos con una finalidad muy concreta: controlar de forma efectiva la zona fronteriza frente a los territorios que, por aquel entonces, dominaban los musulmanes.

Por si fuera poco, debemos saber que, en este contexto, se enmarca el impresionante recinto fortificado de la localidad aragonesa. Algo que se hizo posible una vez se consiguió el objetivo de conquistar esta plaza tan importante a los musulmanes. Según Cristobal Guitart, fueron ellos los que construyeron un edificio defensivo anterior con la intención de proteger la zona entre Barbastro y Naval. Eso sí, otros tantos autores como es el caso de Bernabé Cabañero o Francisco Esteban, plantean un origen previo a la llegada de los musulmanes a este territorio.

Sea como sea, lo cierto es que este Castillo tenía un objetivo, que no era otro que controlar la estratégica zona de la cuenca del río Isábena, así como la del valle del Cinca. Uno de los hechos históricos a destacar de esta construcción nos hace viajar a 1413 cuando, por aquel entonces, tanto la plaza como el Castillo de Abizanda pertenecían a Jaime II, Conde de Urgel.

Torre del castillo de Abizanda
Torre del castillo de Abizanda | Imagen de Juan R. Lascorz, licencia: CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Tras no haber sido escogido como sucesor de la Corona de Aragón en el Compromiso de Caspe, ya que la elección recayó en manos de Fernando I de Aragón, se negó en rotundo a acatar esta decisión. Así pues, se levantó en armas por lo que el gobernador de Aragón no dudó en sitiar esta localidad el 1 de noviembre del mencionado año.

Es importante destacar lo sucedido con esta construcción durante la Edad Moderna. En el siglo XVI, una vez el Castillo había perdido prácticamente esa importancia estratégica que tantísimo le caracterizaba y por el que había sido construido, se remodeló el recinto. De esta forma, se sustituyó la iglesia original por la que conocemos en la actualidad.

En cuanto a la torre, poco a poco fue perdiendo complementos, como es el caso de la techumbre o la galería, así como los pisos interiores. Entre 1987 y 1990, la Diputación General de Aragón decidió restaurarla. En la actualidad, estamos ante uno de los emplazamientos del conocido Museo de Creencias y Religiosidad del Pirineo Central. Por lo tanto, si estás pensando en visitar la zona, no dejes pasar la oportunidad de acercarte hasta Abizanza para dejarte llevar por la espectacularidad de su castillo.

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