DISEÑO CONTEMPORÁNEO A ORILLAS DEL MEDITERRÁNEO
Cala Bandida, un rincón con vistas para auténticos gourmets
A los pies de una pequeña cala urbana de Jávea, a un paso de la marina del puerto, se levanta uno de los restaurantes más interesantes de la costa mediterránea española. Cala Bandida se ha especializado en desayunos, comida saludable, buen ambiente, vistas y, claro está, paellas. Pero todo con filosofía slow, hedonismo a raudales y un interiorismo de impresión.
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La playa de La Grava es quizás de las calas menos concurridas de Jávea. Y no porque sea complicado su acceso, sino más bien porque este rincón de guijarros, de escasos diez metros de ancho a lo largo de un paseo marítimo, se encuentra en plena zona urbana de la ciudad, alejado de las playas grandes y arenosas. Pero es allí, justo al final, a un paso de la marina del puerto de Jávea, donde se levanta uno de esos rincones que no pasan desapercibidos para el viajero en busca de lo diferente y, sobre todo, de la mejor calidad.
Precisamente uno de los puntos fuertes de Cala Bandida es su situación, alejado del turismo de masas de Jávea, en un rincón tranquilo y sencillo donde poder llevar a cabo una idea que va más allá de lo que es un restaurante a pie de playa. Porque Cala Bandida es mucho más que eso: una puesta en marcha de toda una filosofía de vida que hace del diseño, el movimiento slow life y el hedonismo gourmet su santo y seña. Y todo ello a orillas del Mediterráneo y con la mayor honestidad.
La aventura de Cala Bandida es la de tres amigos de toda la vida. Un buen día, a pesar de que cada uno posee su propia empresa (a cuál más alejada del mundo de la gastronomía), deciden unir fuerzas y levantar un espacio gourmet en su ciudad. Lucas, Víctor y Stephan se inspiraron en los locales que más le habían impactado en Formentera e Ibiza, contactaron con una interiorista también de Jávea, Jessica Bataille, y empezaron a dar forma a un sueño. Hoy, cuatro años después, es un auténtico espacio de múltiples ambientes del que es difícil quedarse solo con uno de ellos.
Sala de estar, comedor, barra, salas chill-out, zona de copas con mesas y taburetes altos, terrazas al sol y cubiertas... cada uno de ellos perfecto para los diferentes momentos en los que Cala Bandida resulta mágica. Por sus vistas, frente al cabo de La Nao, y por su cocina, donde todo es de proximidad y preparado al momento, ingredientes de calidad y, además, recetas gourmet.
Uno de los puntos distintivos son los desayunos. “Desayunar es el nuevo salir a cenar de muchas parejas e incluso grupos de amigos”, explica Lucas. La apuesta por ofrecer toda una carta con diferentes opciones de desayuno les ha salido redonda. “Desde las 10, no se para”, afirma. ¡Y eso que se sirven durante todo el día! Se trata de opciones equilibradas, que ofrecen diferentes tipos de leche (soja, almendras, desnatada...), smoothies, zumos con frutas naturales, pasteles caseros, bocados salados...
De la media docena a elegir, llaman la atención el Energetic Start, que tiene de todo: huevos fritos, bacon, champiñones, salchichas, zumo... (8,75 €); y el Cala Bandida, con pincho de tortilla, tostadas con tomate, galletas de avena y nueces, pande aceituna con aguacate y feta... (7,95 €).
Poco a poco, las mesas van rotando y las comandas empiezan a pedir platos más contundentes. La estrella del local es la hamburguesa, deliciosa; pero también los arroces. Hay un total de 12 tipos a elegir, entre paellas y fideuás (el de rape, alcachofas y coliflor es el más demandado; desde 12 €). Y no faltan pescados de la bahía, tartas caseras, postres (las torrijas de horchata son el secreto de la casa; 6 €) o una gran cava de vinos, la mayoría blancos y espumosos (sobre todo, champán).
Abierto todo el año, Cala Bandida es también un espacio para relajarse tras un día de playa. De ahí que no falte su DJ a partir de las cuatro, su zona de copas con cócteles originales, su ambiente sosegado... en uno de los rincones del local, frente al mar, cuyo suelo está creado con piedras como las de la misma playa de La Grava. No son los únicos detalles 100% de Jávea del diseño: los propios marcos de las puertas son también tradicionales de la localidad, al estar hechos de tosca.
Llama la atención que no acepten reservas, pero precisamente por eso han doblado comensales de un año a otro, ya que se puede ir con la seguridad de que habrá hueco incluso en el último momento y, si no, basta con esperar unos minutos frente al luminoso azul. Se hará en un ambiente de sofás, colores crema, sillas de diseño y con decenas de sonrisas a nuestro alrededor. De eso se trata: de vivir la vida intensamente.
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Cala Bandida
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