TARRAGONA
Basílica-catedral de Santa María de Tortosa: ¿sabías que en ese lugar se encontraba el foro romano?
Viajamos hasta Tarragona para conocer el origen de la impresionante Basílica-Catedral de Santa María de Tortosa.

Publicidad
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Tarragona, concretamente hasta Tortosa. Allí encontramos un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente sorprendentes y espectaculares, como es el caso de la Basílica-catedral de Santa María. El edificio actual es gótico y su construcción se inició en 1347 sobre un templo anterior de estilo románico.
Se consagró por primera vez en 1441 y las fases para su construcción siguieron hasta hacer realidad su icónica fachada barroca, que se inició en los años 1620 y dejada sin terminar en 1757. Esta Basílica-catedral está ubicada en el centro de la ciudad, a orillas del río Ebro. Gracias a diversas excavaciones arqueológicas, se sabe que en ese mismo lugar se encontraba el foro romano.
La Basílica-Catedral de Santa María de Tortosa, a través de su historia
Para conocer su origen debemos viajar al año 1148, cuando Ramón Berenguer IV consiguió su objetivo de conquistar la ciudad. Fue entonces cuando concedió a Bernardo Tort, arzobispo de Tarragona y obispo provisional de Tortosa, la mezquita mayor de la ciudad y todas sus posesiones.
Así pues, este obispo no tardó en convertir esta construcción en una catedral. Es más, aprovechó las edificaciones musulmanas anexas para convertirlas en estancias para ese monasterio. Estamos, indudablemente, ante uno de los mejores ejemplos de gótico catalán. Esta Basílica-catedral está asentada al pie del promontorio del castillo, ocupando el espacio del foro romano, la sede visigótica y la mezquita musulmana.

Cabe destacar que, a pesar del amplio periodo de tiempo en el que se llevó a cabo la construcción, este edificio destaca por su impresionante unidad estilística. En cuanto a características, esta Basílica-catedral cuenta con tres naves sin crucero, diversas capillas laterales ubicadas entre contrafuertes y cubierta con vuelta de crucería. Es más, el hecho de que no haya muros entre las capillas de la cabecera hace posible lo que se conoce como deambulatorio o girola doble.
Entre los numerosos elementos a destacar de este templo, llama poderosamente la atención el retablo mayor de Santa María o de la Estrella, elaborado con madera dorada policromada y con forma políptica. Pero no todo queda ahí, puesto que también hay que hacer hincapié en la Capilla de la Cinta, un santuario que se convirtió en un gran ejemplo de barroco pleno y que fue hecho, principalmente, utilizando jaspe rosado de Tortosa.

No podemos dejar de mencionar la Puerta de Olivera, una de las entradas al claustro que destaca por su imponente estilo barroco. No solamente llama la atención por su planta trapezoidal, sino que presenta diversos arcos apuntados con columnas de fuste cuadrilobulado. En su interior, hay muchas losas y lápidas, pero también restos renacentistas y capiteles historiados.
Es importante destacar que, a través de la entrada por la calle Palau, se puede acceder a una exposición permanente. En ella, quedan reflejados nada más y nada menos que nueve siglos de arte de la sede tortosina, desde epigrafía romana, visigótica y árabe, hasta esculturas, códices, pergaminos, pinturas, orfebrería y tapices, entre otras cuestiones. ¡Merece mucho la pena visitarla!
Publicidad