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España

Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España

Una joya medieval en los Montes Universales

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Sobre una colina de los Montes Universales, majestuoso, se asienta Albarracín, un pequeño pueblo medieval, en el istmo y la península que forma el río Guadalaviar. Rodeado por un profundo precipicio, foso defensivo, y un conjunto de espectaculares murallas que terminan en el castillo del Andador, la curiosa historia de este mini estado, tiene su miga. Albarracín fue señorio independiente durante siglos, viviendo y luchando desde su posición defensiva, y así ha llegado hasta nuestros días, un rincón de la provincia de Teruel, donde el tiempo parece haberse detenido para siempre. Albarracín aparece ante nuestros ojos imponente. Llegar hasta sus calles ya supone toda una aventura, cuestas empinadas o cientos de escalones se integran en el paisaje para acceder a sus estrechas calles perfectamente adaptadas a la difícil pendiente del terreno, con escalinatas y pasadizos y un conjunto de casas y pequeños palacetes de muros irregulares, todo en tonos de color rojizo, con entramados de madera. A 1.170 metros de altitud y a unos 39 kilómetros de Teruel en la comunidad de Aragón, Albarracín es la cabecera de una comarca con numerosas rutas turísticas. Su clima y altitud han condicionado la vegetación, siendo la sabina la especie más numerosa además de de pinos, robles y encinas. El paisaje de la sierra es precioso, con el contraste entre el rojo y el verde de los pinos. Las calizas aquí son famosas por su contenido en fósiles del jurásico. El casco antiguo se levanta rodeado por el río Guadalaviar. Al norte la bellísima sierra de Albarracín y al sur los Montes Universales. Miradores en algunos rincones muestran el precioso paisaje desde los alto de sus muros, con el río serpenteando entre exuberantes bosques, cañones y barrancos. Pasear por las empredradas calles de Albarracín es vivir la historia de esta fortaleza inexpugnable. Antigua medina musulmana, sobre un impresionante peñasco, el castillo de Albarracín, domina el valle con su cerco amurallado, en el que encontramos once torres de planta circular, y un único torreón cuadrado al sur. Los restos encontrados en la zona de una primera etapa medieval se exponen en el Museo de Albarracín, además de colecciones cerámicas del siglo XI. Durante el reinado de Felipe II se ocupó el castillo por última vez aunque los restos hallados nos llevan hasta el siglo XVIII. También es interesante el Museo Diocesano situado en el antiguo Palacio Episcopal, una colección de tapices flamencos, pinturas y objetos de una diócesis que se remonta a la época medieval. Además de la belleza de sus edificaciones, Albarracín cuenta con monumentos como la Iglesia de Santa Maria, la Catedral, construida sobre el año 1.200 emplazada en la parte más alta, el Palacio Episcopal, algunas mansiones señoriales, como la de los Monterde, y una peculiar arquitectura popular como la casa de la Julianeta, la casa de la calle Azagra, la plaza de la Comunidad y la pequeña Plaza Mayor. Cada rincón, cada casa, es un objeto característico, las puertas, los llamadores de hierro, las diminutas ventanas, los balcones corridos de forja y madera.  El monumento principal de Albarracín es la ciudad en si misma, reflejo de su historia. Este pequeño pueblo de la provinvia de Teruel es Monumento Nacional desde 1961 y posee la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes de 1996, y actualmente está en la lista de la Unesco para ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Albarracín es uno de los pueblos más bonitos de España, uno de esos lugares a los que hay que escaparse al menos una vez en la vida. La imagen quedará para siempre en la memoria. Sus preciosas calles, sus rincones, sus pasadizos y pequeñas plazoletas, el silencio, la suave brisa y el sonido del agua del río que borbotea a sus pies. Un destino mágico que muestra todo su encanto especialmente en otoño. Piérdete por sus calles.

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