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CONSEJOS PARA CRUZAR EL ATLÁNTICO

10 trucos para disfrutar de un vuelo transoceánico

Los vuelos intercontinentales pueden convertirse en una pesadilla por muchísimos motivos. Algunos son, sencillamente, inevitables, como los retrasos, las turbulencias o la siempre inoportuna pérdida del equipaje. Sin embargo, hay detalles que, bien planificados, pueden mejorar mucho la experiencia, especialmente si se viaje en clase Turista (porque para los que lo hacen en Primera o en Business ya se encargan las aerolíneas de que sea como sentirse en su propio salón).

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Hemos desarrollado diez trucos que permitirán disfrutar de estos vuelos de muchas horas, a pesar de las estrecheces, de las colas para poder usar los siempre pocos baños disponibles o de que nos toquen 'vecinos' de asientos poco silenciosos.

1. Planificación. Lo habitual es que tengamos con semanas de antelación la información del vuelo, es decir, horarios de salida y llegada, tiempo previo de espera en el aeropuerto, hora del embarque y, por supuesto, el destino. Sin embargo, estos días previos también pueden servir para conocer todo lo que la aerolínea puede ofrecer para personalizar el vuelo. Por ejemplo, British Airways ofrece hasta 16 tipos de menús de comida diferente en clase Turista en vuelos intercontinentales, que se pueden solicitar a través de su web modificando nuestra reserva. Lo mismo ocurre con otras compañías de primer orden.

2. Asientos. Hayamos pagado una cantidad desorbitada por nuestro asiento o tengamos la suerte de habernos hecho con una oferta histórica, asegurarse la comodidad de una fila de emergencia o de un asiento sin pasajeros delante que puedan reclinar su asiento es una delicia que, realmente, al precio que están los refrescos en los aeropuertos, nos pueden terminar saliendo por poco más que un zumo de naranja en Barajas. Haz cuentas, lo más seguro es que te compense pagar por elegir fila.

3. Dormir. Especialmente si el vuelo es nocturno, pero también si se trata de día, no hay nada como dormir para que pasen las horas rápidamente. Las pastillas de melatonina ayudan al descanso, que lo hacen más profundo (mejor si se toman desde unos días antes), pero también fármacos que, sin necesidad de receta, ayudan a dormir. El truco es tratar de llegar al destino con el cuerpo prácticamente aclimatado a la hora de llegada, por lo que el número de horas de cabezada dependerá de los usos horarios que nos movamos. En el caso de que nos toque llegar al final de la tarde, es mejor no dormir, claro.

4. Sin jet-lag. Un truco recurrente, además de tratar de adecuar las horas de descanso en el vuelo al uso horario del destino, es actualizar el reloj de todos nuestros dispositivos a la hora exacta del país al que nos dirigimos. Así, nuestro subconsciente empezará a creer y pensar ya como si estuviera en ese lugar, y nos hará más sencilla la aclimatación.

5. Fitness aéreo. Es importante evitar el llamado 'síndrome de la clase Turista', por lo que hay que moverse dentro del avión. Nada de ponerse a ver una película tras otra y solo levantarse para ir al baño, mucho mejor si se puede pasear cada hora y media, así como ejercitar las articulaciones, especialmente las de las piernas, en los espacios libres que suele haber entre los asientos y las zonas de trabajo de los auxiliares.

6. Baño libre. No hay peor sensación que necesitar ir al baño y tener que aguantar una cola interminable, así como molestar a dos personas para poder salir rápidamente. Así, trata de ir, aunque no notes la urgencia, si ves que no hay cola en el baño o se ha levantado algún compañero de fila. No solo evitarás urgencias, sino que también te ahorrarás esperas.

7. Agua. En un avión hay que beber aunque no se tenga sed, porque la hidratación es fundamental, especialmente para evitar sequedad cutánea. Mucho mejor el agua que cualquier otro tipo de bebida, y sobre todo que el alcohol o el café. Si se puede elegir, es mejor incluso una infusión que el café, porque este último no ayuda a hidratar el organismo. Una infusión de menta, además, mejora el mal de altura.

8. Multimedia. Si hemos hecho una buena planificación previa, sabremos si el vuelo tiene pantallas individuales o no. El vuelo se hará más agradable si dedicamos tiempo a diferentes tipos de ocio (no solo películas, no solo música o el mismo videojuego...) y, además, lo compatibilizamos con un poco de lectura (no demasiado sesuda, que sea ligera y amena, de ahí el éxito de las revistas). ¡Y no nos olvidemos de un poco de conversación si viajamos acompañados! La vista agradecerá no estar siempre frente a una pantalla luminosa.

9. Acicalados. Una rutina diferente que, además, nos permitirá aterrizar con buena cara y despejados es ir al baño en el último tramo del vuelo para arreglarse. Un afeitado rápido, un poco de cremas cosméticas, algo de maquillaje... Lo importante es hacer un par de gestos que nos borren la fatiga de las horas de vuelo o las marcas de sueño. El efecto psicológico es enorme.

10. y, hablando de psicología, el último truco es sencillo: centrar la mente en disfrutar. Los vuelos en sí ya son una experiencia donde pueden pasar mil cosas curiosas, pero también ayuda pensar en todo lo que nos espera en nuestro destino, especialmente si se va de vacaciones. Pero también si se trata de trabajo, pues podemos soñar con cómo aprovecharemos el poco tiempo libre que tengamos. Y si se trata del de vuelta, en vez de deprimirnos con la vuelta a la rutina, ¿qué mejor que darle la vuelta e imaginar todas las actividades divertidas que podemos hacer con los amigos aprovechando que volvemos a nuestra ciudad?

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