Serenidad y simplicidad zen en este hotel boutique en el norte de Tailandia
Rachamankha o el antiguo esplendor de Chiang Mai
Situado dentro de las murallas de la antigua ciudad, este hotel lleva orgulloso la herencia arquitectónica de la antigua Chiang Mai. Patios interiores con aroma a frangipani, suites con piscina privada y todo el arte y la cultura tailandesa en cada rincón.
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En la zona montañosa del norte de Tailandia, Chiang Mai, capital del legendario reino Lan Na “la tierra de los mil campos de arroz” ofrece variados atractivos.
Si nos tira el arte y la cultura podemos adentrarnos en sus tradiciones y las influencias de los diferentes grupos étnicos de la zona; ir a la búsqueda de cualquiera de sus más de 300 templos repartidos por la región o deambular por los mercados nocturnos cuajados de artesanos tradicionales.
Los amantes del deporte también tienen variedad de actividades: trekking a lomos de elefantes hasta coronar la cima de alguna montaña, rafting por sus ríos o realizar un safari en el corazón de la selva.
Pero cuando se trata de descansar o hacer un alto en el camino, merece la pena acercarse al hotel Rachamankha, herencia arquitectónica de la antigua Chiang Mai.
Situado dentro de las murallas de la antigua ciudad, vestigio de su carácter defensivo, y casi al lado de uno de sus templos más venerados, el Wat Phra Sing, que servirá de inspiración a su dueño y diseñador de interiores, Rooj Changtrakul, y al conocido arquitecto tailandés, Ong-ard Satrabhandu, para reflejar una estructura en la que impera la simetría y sencillez de la arquitectura lanna.
Un magnífico homenaje a la época de esplendor de esta ciudad-estado que se ve reflejado en la galería que el hotel ha destinado a la exhibición de obras de arte y antigüedades.
Construido alrededor de patios interiores rodeados por palmeras de betel y el aroma de los frangipani, varias esculturas de leones custodian las antigüedades chinas que los decoran.
Sus 25 habitaciones situadas en el extremo de los patios combinan su decoración con diseños contemporáneos y las suites cuentan con piscina privada.
Si alguien está interesado en la historia, la arquitectura, el diseño, el arte y la cultura tailandesa tiene a su disposición más de 2.000 libros de su bien nutrida biblioteca, un recinto acogedor ideal además para mantener una conversación relajada y tomar un refresco.
Y si aún así necesitamos aumentar el nivel de relajación, la mejor opción es visitar el pabellón de masajes al aire libre junto a una tranquila piscina en la que se sirven bebidas y aperitivos a cualquier hora del día.
Como colofón, una cena a la luz de las linternas al son de la música tradicional.
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