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EL EXTRAVAGANTE PALACIO DEL "REY LOCO"

El Palacio de Linderhof, un viaje a la fantasía de Luis II

De los tres palacios que Luis II mandó construir, Linderhof Palace es sin duda, el más inspirador, un triunfo del esplendor y la extravagancia en que convirtió su vida.

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Ubicado en el valle aislado de Graswang, muy cerca de Oberammergau, Linderhof Palace es el resultado final de un largo período de construcción y reconstrucción y el único gran palacio del rey Ludwig II. Fascinado por el esplendor de la corte Borbónica del rey absolutista Luis XIV, el Rey Sol, a quien idolatraba, Ludwig II, quiso recrear el palacio y los jardines de Versalles a todo lujo.

Pero vayamos por partes, ¿quién era Ludwig II o Luis II de Baviera? En 1864, a los 18 años, Ludwig de Wittelsbach, con el nombre de Luis II, ocupó el trono de Baviera. Un joven rey, romántico y soñador, que aspiró a conseguir la felicidad de su pueblo. Mecenas del arte, la paz y la armonía universal, llevó a Baviera a una desastrosa guerra por los malos consejos de sus asesores. Algo que le afectó profundamente. Hasta sus más fieles colaboradores conspiraron contra él. Solo su prima Elizabeth, Sissi, esposa del Emperador de Austria, le fue siempre fiel. De vida excéntrica y personalidad melancólica, fue declarado incapacitado para gobernar y acabó sus días bajo atención psiquiátrica y murió finalmente en un lago en extrañas circunstancias.

El Rey Luis II de Baviera, en su deseo de honrar al rey francés, construyó un palacio auténtico, digno de un cuento de hadas, en Linderhof. Un palacio que es fiel reflejo de su personalidad. Y además, es el único palacio de los que mandó construir que pudo ver finalizado y en el que él pasó gran parte de su tiempo.

Visitar Linderhof Palace es un viaje al pasado, una experiencia intensa, es adéntrarnos en un pequeño gran mundo de fantasía y de extravagancia, porque este palacio guarda tesoros sorprendentes. Como una gruta artificial iluminada, alrededor de un pequeño lago.
Curiosa y mágica, dentro de ella encontramos un barco en forma de concha y guirnaldas de flores por todas partes. Una gruta adornada a la que le gustaba que lo llevaran navegando sobre el lago en su barco de oro. Eso sí que es lujo.

Linderhof Palace, fue en origen el pabellón de caza Königshäuschen, que perteneció al padre de Ludwig, el rey Maximiliano II. Y poco a poco se fueron añadiendo un vestíbulo y una escalera, una sala de espejos y dos estancias con ricos tapices. Todo decorado en estilo barroco o rococó.
El exterior de madera fue revestido con piedra, lo que permitió convertirlo en un representativo edifico al estilo de los palacios franceses y convertirse en el punto central de la finca.

El Linderhof Palace Park, los jardines de palacio, es un impresionante ejemplo jardinería paisajista, da gusto ver sus cuidados y elaborados parterres y sus fuentes de agua, así como sus terrazas y cascadas dispuestas al estilo italiano renacentista. En el parque de Linderhof encontraremos los juegos de agua, el Pabellón morisco, Maurischer Kiosk, y la Gruta de Venus que representa, dependiendo del color del alumbrado, el Venusberg de la opera Tannhäuser del compositor Richard Wagner o la Grotta Azzurra de Capri.

Cada año, el 24 de agosto se celebra el cumpleaños del rey favorito de Baviera con un gran espectáculo de fuegos artificiales en las colinas de los alrededores cerca de Oberammergau.

A tan sólo una hora en coche de Munich, al sur de Alemania, encontramos uno de los "caprichos" más geniales del rey Ludwig II de Baviera, el Palacio de Linderhof. Sorprende la delicada decoración, el buen gusto y la opulencia.
 El palacio se puede visitar con guía y durante el recorrido te van contando las historias y curiosidades de cada rincón. 
Desde Munich el palacio de Linderhof es una visita obligada. Y está junto a los otros dos palacios de Ludwig II, el Palacio de Herrenchiemsee y el fabuloso Castillo de Neuschwanstein, que inspiró entre otros al castillo de la Bella Durmiente de Disneyland.

El rey Luis II creó, diseñó y construyó tres grandiosos castillos siguiendo el estilo historicista imperante en la época y lo hizo con su fortuna personal, sin arruinar las arcas del Estado. Tres auténticas maravillas que han llegado hasta nuestros días. Sin duda, el Palacio de Linderhof es sorprendente y dice mucho de la personalidad de uno de los reyes más atípicos de Baviera.

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