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Europa

Nördlingen, una ciudad sobre un cráter

La localidad alemana ocupa el espacio que dejó un meteorito caído hace siglos

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En la región Bávara, cerca de los Alpes, se encuentra la ciudad alemana de Nördlingen. En sus inicios, se pensaba que la singular estructura geológica del terreno tenía origen volcánico y no fue hasta el año 1960 cuando el geólogo Eugene Shoemaker averiguó que las rocas que había en la zona provenían de un impacto de un meteorito. La señal principal fue que se encontró un tipo de cuarzo que solo aparece en rocas metamórficas o que han sufrido fuertes impactos. La historia de Nördlingen se remonta a hace más de 1000 años y es tan fascinante como interesante para todos los turistas que la visitan. De forma muy discreta se puede apreciar todo el contorno del cráter, que bordea la ciudad a modo de pequeñas colinas. El diámetro del círculo tiene aproximadamente unos 25 kilómetros, y en él podemos encontrar restos de piedras suevitas y también canteras de donde se han extraído rocas para construir edificios como la iglesia. Nördlingen ofrece muchas posibilidades para el turismo. En primer lugar, para conocer todos los detalles sobre el llamado evento de Ries, que sucedió hace unos 14,5 millones de años, hay que visitar el Museo del Cráter. En él se explica perfectamente las características del meteorito que impactó contra esta zona, de aproximadamente 1 kilómetro de diámetro, que originó un cráter de unos 25 kilómetros. En esta ciudad, en 1634, tuvo lugar la conocida batalla de Nördlingen, un capítulo decisivo en la Guerra de los Treinta Años y en la cual Suecia dejó de ser una potencia militar. Merece la pena realizar una ruta por la muralla que bordea toda la ciudad, para así revivir la historia que ocurrió en el lugar. Las murallas que se conservan, de unos 2,7 kilómetros de largo, defendían la ciudad de todos los ataques exteriores y hoy son un punto para pasear y admirar las callejuelas de la localidad. En el casco histórico destaca la iglesia de San Jorge con su campanario de estilo gótico y 90 metros de altura, fácilmente identificable desde cualquier punto de la ciudad. Y, a su alrededor, un gran número de casas que parecen no haber sufrido ningún cambio desde la época medieval, con sus tejados rojizos tan característicos. Desde la torre de la iglesia, antiguamente los guardianes de la torre gritaban cada media hora “So, G’sell, so”, que significaba que todo iba bien, para así tranquilizar a los habitantes de la ciudad. Es tradición que los turistas que suben a ella sigan repitiendo ese grito. En Nördlingen también se pueden visitar varios museos, entre ellos el Museo de Ferrocarriles, en el que se exponen varios trenes y vehículos de la región bávara. También el Museo de la Muralla, el Museo Histórico y el Museo Augenblick, en el que se muestran varios medios de comunicación del siglo XIX. Sin duda, es toda una experiencia conocer una ciudad construida sobre un cráter originado hace millones de años, ¿te animas a viajar a Alemania y hacer una parada en Nördlingen?

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