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EXPERIENCIA ÚNICA

Navegar entre ballenas en los gélidos mares del sur de Argentina

A partir de junio, docenas de impresionantes ballenas francas australes comienzan a llegar a la Península Valdés, en el litoral meridional del Cono Sur, para aparearse. Es el mejor momento para avistarlas a un palmo de distancia.

 

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El espectáculo es de los que no se olvidan. Pocas oportunidades hay en el mundo más interesantes para observar ballenas a tan poca distancia, en mar abierto y en régimen de completa libertad, que en los meses de invierno austral en las aguas que bañan la Península Valdés, en Argentina. Los grandes cetáceos acuden hasta aquí buscando la tranquilidad de unas aguas que, gracias a la orografía, que forma dos tranquilos golfos, uno de ellos con Puerto Madryn como ciudad principal, les permite desarrollar su apareamiento sin incómodas mareas.

La península, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1999, entra en el mar formando dos golfos, el golfo Nuevo y el golfo San José, y se han llegado a sobrepasar los dos mil ejemplares de estos grandes mamíferos algunos años, por lo que está considerado uno de los puntos del planeta de mayor concentración de ballenas. Pero no son estas las únicas que allí habitan, pues es también centro de peregrinación o incluso de hábitat continuado durante todo el año de otras especies como lobos marinos, elefantes marinos, pingüinos y, sobre todo, miles de pájaros (la gran mayoría, anidando en la cercana Isla de los Pájaros, cuyo nombre no puede dar más idea de lo que allí hay).

Eso sí, aquí la reina es la ballena franca austral, que puede llegar a medir 15 metros de largo y a pesar entre 40 y 45 toneladas. Se trata de una especie protegida, por estar en peligro de extinción desde hace décadas, y se caracteriza por pasar mucho tiempo en la superficie del mar, mostrando su cola, aletas y espalda, así como por la presencia de callosidades en la cabeza, de apariencia rugosa y color amarillento. Es esta costumbre de mantenerse siempre en la superficie lo que permite poder verla sin demasiados problemas.

De hecho, la calidad de las aguas en este rincón del Atlántico Sur es tal que permite una cristalinidad sin parangón, por lo que el espectáculo de ver claramente el cuerpo gigante de una ballena nadando bajo la superficie del barco, a pocos metros de profundidad, es, al mismo tiempo, bello y un poco temerario.

Estamos en la región más austral de Argentina y, aunque aún quedan cientos de kilómetros hasta Tierra de Fuego y Ushuaia, aquí ya se siente como si estuviera al lado el frío preantártico. Es por ello que los intrépidos navegantes que se hagan a la mar para descubrir la magia de las ballenas, además de estar siempre alerta, deben acudir con ropa de abrigo y térmica.

Para disfrutar del avistamiento de ballenas, Puerto Pirámides es el único municipio adaptado para convertirse en punto de partida de nuestra aventura. Su centro de servicios incluye la oportunidad tanto de ver a los cetáceos como de disfrutar de todo un rango de diferentes excursiones terrestres y marítimas que permiten conocer, además, al resto de la fauna del lugar, siendo los pingüinos de Magallanes los preferidos de los niños, aunque también los delfines. Son actividades que se llevan a cabo en excursiones organizadas, casi siempre en barcos pequeños, que permiten adentrarse en el mar y colocarse cerca de los cetáceos sin miedo a volcar.

Para llegar, lo mejor es volar a Puerto Madryn, a 77 kilómetros de Península Valdés. Desde allí, se puede alquilar un coche, contratar un servicio de chófer o, directamente, tomar un autobús hasta Puerto Pirámides. El aeropuerto de El Tehuelche tiene vuelos directos con Buenos Aires (con Andes Líneas Aéreas), así como otras ciudades del sur del país, entre ellas El Calafate (con LADE).

Más información:
Turismo de Argentina

 

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