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Oceanía

Nadar entre tiburones ballena en Ningaloo

Ningaloo es uno de los arrecifes costeros de mayor tamaño del mundo y su fauna es de lo más diversa.

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Es el pez más grande del mundo, capaz de sobrepasar los 12 metros de longitud, y verlo nadar es todo un espectáculo. El tiburón ballena impone, y da igual que sea en Maldivas, en Honduras o en Filipinas, ya que está presente en los mares tropicales del Ýndico y el Pacífico. Su piel de hasta 10 cm. de grosor, con sus lunares y rayas, que los diferencian como a nosotros las pecas; su gran mandíbula de 1,5 m de largo y su cola de 2,5 m. con forma de media luna imponen. Menos mal que apenas superan los 5 km/h cuando nadan y, sobre todo, que se alimentan mediante filtrado de plancton, medusas, anchoas, larvas, algas, krill, larvas de cangrejo, calamares, sardinas... Es decir, no de humanos. Porque si no fuera por esto, pocos se atreverían a nadar junto a ellos a pocos metros de la orilla como ocurre en Ningaloo, una de las barreras de coral más imponentes de la tierra, en el noroeste de Australia. Con unas extensión de 260 kilómetros, su punto más cercano a la playa se encuentra a apenas 100 metros de la costa. Así, basta un poco de braceo para llegar a su espectáculo de fauna y flora multicolor, que se puede observar tanto haciendo snorkel como buceando. Los tiburones ballena son aquí los amos entre los meses de abril y junio. Le dan el testigo a las ballenas jorobadas, que prefieren estas aguas en junio y noviembre; y tampoco faltan tortugas que eligen su costa para desovar, especialmente en enero y febrero. A eso hay qeu sumar mantarrayas, peces payaso, peces leones, anguilas moray... Todos jugando con el coral, las anémonas y una multitud de algas de todo tipo y color. Con tantos kilómetros, elegir la zona adecuada para cada inmersión puede ser un problema. Los buceadores de la zona recomiendan el snorkel en las tranquilas lagunas de coral de Coral Bay, con muchas mantarrayas y tortugas. Si se prefiere aguas más profundas, pero siempre en esta modalidad, entonces deberíamos elegir Exmouth, en el océano abierto y a donde se llega tras una pequeña travesía en barco con suelo de cristal. Para submarinismo, en cambio, Lighthouse Bay y las desérticas islas Muiron compiten con la riqueza de fauna del santuario de Bundegi Bombies, con aguas poco profundas. Si se es todo un profesional, seguro que se disfruta más de las grandes esponjas del golfo de Exmouth, que exigen descender más metros para ser contempladas. Todo un paraíso que está más cerca de la costa de lo que creemos, pero tan lejos como sabemos que está Australia.

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