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LA HORA MÁGICA

Los 10 mejores atardeceres del mundo

Conocida como 'la hora mágica', la del atardecer no es una más. La belleza de ver al sol ocultándose por el horizonte del océano o por los picos de una gran cordillera no es comparable a prácticamente nada. Recopilamos los que seguro te dejarán sin aliento.

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Para los viajeros experimentados, no hay hora más mágica que la del atardecer, ya que, durante el ocaso del sol, se puede admirar el paisaje de la forma más bella y perfecta. Los fotógrafos lo saben, de ahí que no pierdan la oportunidad de capturar con sus lentes el instante en el que el Astro Rey está a punto de culminar su descenso. Son solo unos minutos, incluso a veces unos segundos, pero el resultado y la espera merecen la pena.

Por todo el mundo se puede conseguir un atardecer épico. Hemos recopilado algunos de los elegidos como los mejores del planeta por diferentes fotógrafos de viajes, revistas especializadas, concursos de fotografía... hasta lograr una galería que llene nuestras retinas de tonos anaranjados y, sobre todo, mucha belleza. ¿Cuál es tu atardecer favorito?

Atardecer en el Parque Kruger (Sudáfrica)

Parque Kruger (Sudáfrica). No hay imagen más bucólica que la del atardecer en las llanuras y sabanas africanas. En Parques Nacionales como este de Sudáfrica, las siluetas de los animales se confunden con los árboles y el resplandor hipnótico de un sol que lo envuelve todo de rojo.

Atardecer en la playa de El Palmar (Vejer Fra.)

Playa de El Palmar (Cádiz). La playa más famosa de la Costa de la Luz por sus atardeceres, que concentran a cientos de personas a diario durante los días de verano. Es especialmente espectacular cuando está la marea baja, ya que se crea un efecto espejo único sobre la arena.

Camellos en el desierto del Thar

Desierto del Thar (India). Las grandes dunas de este desierto permiten una panorámica única al atardecer. Tal es así que incluso se organizan excursiones para poder pasar la noche en medio del Rajastán más inhóspito y poder ver la caída del sol. El espectáculo es maravilloso.

Atardecer sobre las aguas del lago Titicaca

Lago Titicaca (Bolivia). La quietud del lago a mayor altura del planeta también se refleja en los minutos del atardecer, donde los pantanales se quedan desiertos y los pescadores ya aguardan en sus casas el final del día. El paisaje al fondo se vuelve aun más bello si cabe.

Atardecer en Mikonos

Mikonos (Grecia). Llama muchísimo la atención el atardecer en esta isla del Egeo por el tamaño del sol, que muchas veces parece como si se amplificara. Especialmente maravilloso es cuando coinciden en la misma línea de visión el Sol y la Luna, un espectáculo maravilloso.

El sol se pone tras la ciudad de Luxor, en Egipto

Luxor (Egipto). Prácticamente todo el Antiguo Egipto parece creado para maravillarnos ante sus atardeceres. Desde el Nilo, cualquier rincón vale. Esta imagen está tomada en Luxor, pero bien podría valernos en Giza, Alejandría... o junto a los templos. Paisajes milenarios que se ven desde el propio río.

Pescadores en el lago Inle al atardecer

Lago Inle (Myanmar). Rodeado por altas montañas y salpicado por decenas de pequeñas aldeas, la estampa más famosa de este rincón de Myanmar es el de sus pescadores tradicionales, arañando minutos al sol para poder conseguir unas capturas, incluso luego ya en noche cerrada.

Siluetas de baobabs en el atardecer de Madagascar

Avenida de los Baobabs (Madagascar). Cerca de la ciudad de Morondaba se encuentra un camino jalonada por gigantescos baobabs. Recorrerlos durante las últimas horas del día crea un efecto escénico increíble. Lástima que el recorrido sea solo de 260 metros, porque se hace muy corto.

Atardecer en Nebraska

Nebraska (Estados Unidos). El atardecer en las grandes llanuras norteamericanas permite cielos que parece que están ardiendo, gracias precisamente a la falta de montañas o de cualquier altura que juegue con las nubes. Un océano en llamas es de lo más fotogénico.

Atardecer sobre los Alpes en Suiza

Alpes (Europa). La perfecta alineación de la cordillera alpina permite que los atardeceres parezcan escenas casi militares en las que las montañas se cuadran para despedir al sol, en un juego fantástico de luces rojas y sombras.

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