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UN TESORO DENTRO DE LA GRUTA

Mangiapane, el pueblo siciliano que se encuentra en el interior de una montaña

En el angostísimo hueco dejado por dos montañas pegadas en la provincia de Trapani, nació hace siglos una pequeña villa que se mantiene anclada en el tiempo. Sus habitantes viven dentro de la cueva, siendo la entrada de la misma la plaza Mayor del pueblo.

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A simple viste, es una gruta, de las muchas que surgen en la zona montañosa de la provincia italiana de Trapani, en la isla de Sicilia. Pero basta acercarse un poco para comprobar que lo que allí hay, bajo dos montañas pegadas de casi 80 metros de altura, no es una cueva más. Se trata de la entrada al pueblo de Mangiapane, uno de los más pintorescos de Europa, en tanto que se desarrolla completamente por la gruta, de unos setenta metros de profundidad.

Lo primero que nos encontramos, en la misma entrada a la cueva, es la zona que hace las veces de Plaza Mayor del pueblo, un lugar en el que, además, se encuentran pequeños establos y granjas de gallinas y gansos, pertenecientes a las cooperativas de los habitantes del pueblo, así como decenas de ajos secándose al sol.

Las casas se han levantado a ambos lados de la cueva, dejando un pasillo que se cuida y mantiene como cualquier otra calle. No falta un empedrado clásico de color blanco y es inevitable pensar por qué no se ha creado un techo de hojas de parra con los brotes de la enredadera que nace en la primera de las viviendas, de una única planta, aunque en el interior llegan a tener hasta dos.

La historia de Mangiapane no es nueva. De hecho, los habitantes de este pequeño pueblo están continuando una tradición que comenzó en el Paleolítico, pues hay grabados de la época en las paredes que lo demuestran, particulares pinturas rupestres que lo convierten en uno de los asentamientos más antiguos de Sicilia y, sin duda, de los que más siglos han mantenido a habitantes allí.

Eso sí, el nombre del lugar sí que es contemporáneo, ya que recibe el apellido de la familia que allí se asentó hace más de dos siglos, que prosperó gracias a la agricultura en los terrenos frente a la misma y a la pesca en un Mediterráneo que se encuentra a poco más de 500 metros de la entrada de la cueva. Además, eran reconocidos en la isla por el queso ricotta que elaboraban dentro de la misma. Ya hay registros de la familia Mangiapane en la cueva en 1870.

Tras unos años de abandono, las casas y el pueblo en general fueron restaurados en los últimos años, de ahí que hoy se haya convertido en toda una aventura diferente para los que visitan Sicilia. El último miembro de la familia que aun vive asegura a los turistas que allí se acercan que todo sigue siendo igual que como era hace un siglo, como si la restauración, además de mejorar el pueblo, lo hubiera metido en una máquina del tiempo.

Así, se pueden ver sus habitaciones, sus casas, sus aperos de labranza, sus herramientas de granja... (la entrada cuesta 3 €). Lástima que lo que no se pueda probar es su queso, una receta que cayó en el olvido.

Más información:
Turismo de Italia

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