Europa
Lujo y estilo entre rejas
El Malmaison Oxford, de castillo a cárcel victoriana y, finalmente, a hotel boutique
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Echamos la vista atrás hasta llegar a principios del siglo XVIII, concretamente a 1701, año en el que el barón Robert D’Oyly construyó en una pequeña cima a las afueras de la ciudad de Oxford, una torre de piedra a la que más tarde se le añadirían murallas y torres más pequeñas alrededor. De esta forma, poco a poco, se fue construyendo un castillo que en el siglo XIV fue finalmente abandonado. El gobierno lo reconstruyó ligeramente para convertirlo en una de sus sedes y también en edificio para acoger los juzgados del condado. Por último, este singular e imponente castillo de piedra, cambió de función para convertirse en una prisión, que permaneció abierta desde 1888 hasta el año 1996, cuando fue cerrada de forma definitiva. Entonces, el edificio se rehabilitó como centro comercial y en sus patios se ofrecían desde actuaciones teatrales hasta pequeños mercadillos. Y, por supuesto, gran parte de su espacio es ocupado por el singular hotel y uno de los alojamientos más de moda en toda la ciudad, el Malmaison Oxford. El hotel Malmaison Oxford es posiblemente la primera cárcel de la que nadie querría escapar. En él todo son comodidades y su decoración vintage combinada con muebles que desprenden puro diseño, crean un ambiente tan acogedor que, sin conocer el pasado del castillo, ni fijarse en detalles como algunas distribuciones del mismo, nadie afirmaría que durante siglos ha albergado una prisión. Cuenta con 95 habitaciones y suites repartidas por toda su superficie, repleta de detalles arquitectónicos fabulosos que se mantienen perfectamente conservados desde hace siglos –tales como techos abovedados, barandillas de hierro forjado y algunas puertas en hileras que delatan su pasado-. Como dato curioso, las suites más exclusivas y lujosas ocupan el lugar de las salas de castigo, por lo que conservan las puertas con intimidatorios cerrojos y también barrotes en las ventanas. Una original forma de trasladar a los clientes más sibaritas y exigentes a un ambiente que va más allá de la simple habitación temática e invita a imaginar las anécdotas que aquí tuvieron lugar. Eso sí, con wifi, camas King size, minibar, televisión por cable y todas las comodidades que se puedan venir a la mente. Los huéspedes pueden disfrutar de un bar restaurante, el Mal Brasserie, que está ubicado en lo que anteriormente era el mismísimo comedor de los presidiarios. Aunque las diferencias son abismales puesto que en el lugar en el que antes se servían gachas cocinadas prácticamente de cualquier manera, hoy se pueden saborear exquisitos platos como pescado fresco elaborado con recetas innovadoras o la famosa Mal Burger. En el Malbar se pueden degustar cócteles cosmopolitas a la vez que se disfruta de un ambiente agradable y vibrante noche tras noche. Curiosamente, se ha convertido en un lugar del que antiguamente la gente quería escapar y hoy en día está deseando entrar. Los combinados del horario nocturno dejan paso a una carta de desayunos y croissants durante las mañanas. También se pueden realizar visitas guiadas para conocer todas las anécdotas, curiosidades y detalles del pasado del edificio, así como su interesante historia. Una buena forma de completar la estancia. Oxford, sin lugar a dudas, es una de las ciudades universitarias más prestigiosas del mundo y, por este motivo, ofrece innumerables atractivos para todos sus visitantes, sean estos de la edad que sean. Alojarse en el hotel Malmaison Oxford es una apuesta segura para lograr conocer el ecléctico ambiente de la ciudad desde un punto de vista histórico, chic e increíblemente confortable.
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