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Europa

El Laberinto de Chartres

Una catedral sublime y misteriosa

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Chartres, situada a unos 80 kilómetros de París es una ciudad que sorprende. Pasear por sus estrechas callejuelas o por el barrio que recorre el río Eure, es un viaje al pasado precioso. Su plaza principal, y sobretodo su espléndida catedral, dan fe de la importancia histórica de esta localidad del norte de Francia. La majestuosa Catedral de Chartres es uno de los templos más bonitos de Europa. Sus impresionantes vidrieras dejan pasar la luz dando un aspecto mágico a su interior. En total tiene 130 metros de largo, la nave principal 16,4 metros de ancho, y una altura de 37,5 metros. Un conjunto gótico y románico construido sobre la base de un antiguo templo druida que han alimentado su leyenda. La Catedral de Chartres es una obra maestra, con 9 puertas esculpidas con unas 4.000 estatuas y más de 2.600 metros cuadrados de vidrieras que datan de los siglos XII y XIII. Destruida y reconstruida en varias ocasiones a lo largo de su historia, sus altas torres todavía hoy son una guía para los peregrinos. Rodeada de misterio, no son pocos los que ven el lado esotérico a este templo lleno de elementos enigmáticos tanto en su diseño como en su ubicación. Aún más curioso es el laberinto de trece metros de diámetro grabado en la piedra de la catedral y que tantas veces es repetido en la arquitectura misteriosa. Y otro dato relevante son las reliquias que guarda, como la túnica que María llevaba cuando nació Jesús y que fue donada por un nieto de Carlomagno. Ahí es nada. El laberinto es de forma circular y está formado por losas de las canteras en Berchères cerradas por bandas de mármol negro. El camino simboliza un largo peregrinaje 261,5 metros, que es el camino de los peregrinos de la Edad Media en la oración, con lo que constituye una peregrinación simbólica a Jerusalén. Para descubrir el laberinto y emprender tu camino iniciático tienes que esperar hasta el inicio de la Semana Santa, todos los viernes y hasta septiembre la catedral lo descubre para que puedas recorrerlo y admirarlo, también el día de San Juan, el 21 de Junio. Aunque hay que preguntar con antelación, porque el templo es un lugar de culto, y esta actividad está sujeta a cambios debido a servicios especiales, como funerales y eventos dentro de la catedral. Lo mejor, acercarse un viernes durante el verano bien temprano, para poder disfrutarlo con calma. Los laberintos en el suelo aparecieron por primera vez en las iglesias y catedrales de Italia durante el siglo XII y la moda pasó a Francia a final del mismo siglo. El laberinto de Chartres fue uno de los primeros, y desde luego influyó en la popularidad de los laberintos en Francia y en otras partes de Europa. Y si tienes ganas de más, puedes subir los 195 escalones que te llevarán a la galería inferior del nuevo campanario, para descubrir un mundo misteriosos de estatuas y gárgolas. Chartres merece la pena, visitar la catedral y descubrir sus misterios, pasear por su casco histórico y luego cenar al lado del río es, sin duda, obligatorio.

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