PARAÍSO FUGAZ

La isla "secreta" de Cantabria a la que solo se puede acceder mediante una lengua de arena que desaparece cuando sube la marea

Entre acantilados y aguas que parecen robadas al Caribe, existe un rincón de Cantabria que parece esconderse de la gente que intenta visitarlo. Un lugar que, literalmente, desaparece con la subida de la marea.

Playa de Covachos, en Cantabria

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Imagina caminar sobre una estrecha lengua de arena dorada mientras el Cantábrico te acaricia a ambos lados. Así es el tómbolo que, solo durante la bajamar, conecta la playa Covachos con la isla de Castro, frente a Soto de la Marina. Un fenómeno natural tan breve como espectacular. Unas horas después, el mar recupera su territorio y la pasarela se esfuma sin dejar rastro.

Llegar hasta ahí no es apto para cualquiera. El camino implica una bajada empinada, escaleras improvisadas y un último tramo en el que toca agarrarse de una cuerda para no acabar en el agua antes de tiempo. El esfuerzo, eso sí, tiene recompensa, una arena diminuta de apenas 50 metros, aguas turquesa y la silueta verde de la isla cubierta de vegetación.

Y como si el espectáculo fuera poco, Covachos parece guardar otro secreto para los turistas, una pequeña cascada que brota entre las rocas y cae sobre la arena, mezclando agua dulce y salada en un mismo escenario. Nadie sabe con certeza de dónde nace, pero todos coinciden en que añade un punto mágico al lugar.

Eso si, aquí no vale improvisar. Hay que consultar las mareas y llevar calzado adecuado. Ya la playa de Covachos y la Isla de Castro no es un destino para conquistar, sino un pequeño paraíso que, si tienes suerte, el Cantábrico te dejará pisar

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