PENNSYLVANIA
El irresistible encanto de los Amish
En el condado de Lancaster, también conocido como Dutch Country, vive una de las mayores congregaciones de amish del mundo. Visitarlo permite acercarse a las costumbres y modo de pensar de un pueblo que vive anclado, en muchos aspectos, en el siglo XVII.
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El condado de Lancaster, en Pennsylvania, también conocido como Dutch Country, es el hogar de la segunda mayor congregación amish del mundo. La agrupación religiosa cristiana de doctrina anabaptista que se caracteriza por su rechazo a las tecnologías, y que vive al margen de los adelantos de la sociedad actual, conserva sus costumbres y sus formas de vida, tal y como eran en el siglo XVII. Visitarlo es una experiencia que no te puedes perder si vas a viajar en coche entre Nueva York y Washington, o si estas pensando en recorrer la costa este de los Estados Unidos.
En cuanto llegas a Lancaster y te desplazas por las carreteras 340 y 30 del condado, entre los pueblos de Paradise, Intercourse y Bird in Hand, enseguida algo llama tu atención. Porque entre grandes extensiones de terrenos cultivados, granjas y casa de madrea, los carruajes tirados por caballos toman las carreteras. Estamos en territorio de los amish. Aquí la vida transcurre más despacio, todo lleva un ritmo más lento. Hombres, mujeres y niños visten de una manera especial, a la moda conservadora de hace siglos, con prendas elaboradas por ellos mismos. Los hombres, con trajes oscuros y sombreros; y las mujeres, con vestidos largos y cofias blancas. Verlos es como volver al pasado.
Hay mucho que aprender sobre su estilo de vida y sobre sus creencias. Se pueden visitar exposiciones o granjas de esta comunidad, e incluso dar un paseo en un buggy conducido por uno de los varones del pueblo. Lancaster es un destino popular para una escapada de fin de semana. El lugar ideal para descubrir por qué eligen este tipo de vida, y compartir con la congregación momentos inolvidables. Todos recordamos la película 'El único testigo', interpretada por Harrison Ford, y ahora podemos acercarnos a esta cultura y a su forma de vida, la que conocimos en aquel film.
Es fácil verlos conduciendo sus carruajes o trabajando en el campo con caballos y aperos manuales, sin maquinarias, lo que ya de por sí resulta sorprendente. Podemos empezar por visitar la Granja Casa Museo Amish, que se encuentra muy cerca de Lancaster, para conocer sus costumbres y tradiciones. Divertirse mientras se aprende algo nuevo es la propuesta en Amish Village. En el corazón del Pennsylvania, es una mirada auténtica al estilo de vida amish de hoy. Y permite ver como es una auténtica propiedad de este pueblo, incluyendo una escuela de una sola habitación en la que una profesora te contará como es la educación que reciben, un establo con los animales de la granja, el taller de herrería y mucho más.
Hay que circular después por las carreteras locales y ver alguno de los los puentes cubiertos construidos en madera y acercarse a los pueblos Paradise o Bird in Hand. En ellos, nada mejor que probar la comida típica de los amish, en restaurantes creados para los turistas. En su menú, deliciosas recetas de estilo alemán y maravillosas tartas. Todos los platos se cocinan con alimentos frescos y orgánicos.
Desde Nueva York, está a casi 3 horas de viaje por carretera. Nuestro camino sería por la 95 hasta Filadelfia y, antes de llegar a esta ciudad, cogemos la 276, que te lleva hasta el condado.
Desde Washington sona lgo menos de dos horas y media, por la 95 hacia el norte y, tras la circunvalación de Baltimore, coger hacia el noroeste por la 295, hasta llegar a York. De ahí seguir por la 30 hasta Lancaster.
Desde Filadelfia es apenas hora y media de conducción.
Pennsylvania Amish Country es un paisaje pintoresco que debes descubrir. Colinas con exuberantes pastos y cultivos, granjas con molinos de viento que salpican el horizonte y caballos y buggies que comparten tu camino. Un destino para recordar que las cosas son más simples aquí, en el condado de Lancaster.
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