Iglesia de Santa Maria ad Ogni Bene dei Sette Dolori de Nápoles: historia y datos curiosos

Viajamos hasta la ciudad italiana de Nápoles, donde se encuentra uno de los edificios religiosos más sorprendentes de este país. Nos referimos, cómo no, a la Iglesia de Santa Maria ad Ogni Bene dei Sette Dolori. Para encontrarla, tenemos que situarnos en el casco antiguo de la ciudad, conocido como los Barrios Españoles.

Para conocer la historia de la Iglesia de Santa Maria ad Ogni Bene dei Sette Dolori, debemos remontarnos al año 1441. Por aquel entonces, se erigió una capilla rural a las afueras de las murallas de la ciudad. Tiempo después, concretamente en 1516, se erigió un convento por los Servitas cuya ampliación se realizó en 1583.

Ese mismo año se creó la Congregación del Crucifijo y, posteriormente, se fundó una parroquia en la iglesia de Santa Maria dei Sette Dolori. El paso del tiempo hizo que los Servitas abandonaran el lugar, por lo que esta edificación pasó a ser nada más y nada menos que la casa de los conocidos como Píos Operarios.

Estos estuvieron en el convento durante más de tres décadas hasta que el noble Francesco Magnocavallo, en 1639, tomase la decisión de fundar una iglesia bajo el nombre de Santa Maria Ognibene. Los Servitas regresaron y, tan solo un año después, comenzaron unas obras de ampliación. Se llevaron a cabo otras obras en el siglo XVIII como por ejemplo, la construcción de la capilla de la duquesa de Maddaloni.

Esa fue la etapa de mayor esplendor de esta edificación. En el siglo XIX, este histórico convento de Nápoles fue suprimido por lo que los Servitas fueron expulsados. Al reestablecerse la parroquia, en el año 1849, el Papa Pio IX declaró esta iglesia como basílica. A pesar de los esfuerzos, el año 1980 fue clave para la historia de esta edificación, al verse parcialmente dañado como consecuencia del terremoto de Irpinia.

La Iglesia de Santa Maria ad Ogni Bene dei Sette Dolori, a través de sus curiosidades

No es ningún secreto que su fachada, que data de finales del siglo XVI, es algo sencilla. El punto fuerte de esta construcción es, sin lugar a dudas, el interior. En él encontramos un espectacular altar mayor que nos hace viajar al siglo XVIII. Por si fuera poco, cuenta con un gran número de lienzos de gran valor, al haber sido creados por reconocidos artistas como Fabrizio Santafede, Paolo Finoglio o Domenico Antonio Vaccaro.

Una de las curiosidades que esconde esta Iglesia de Santa Maria ad Ogni Bene dei Sette Dolori es que, desde el año 1678, descansan los restos de Cosimo Fanzago. Bien es cierto que muchos son los que tienen serias dudas de que ese cuerpo pertenezca al reconocido escultor italiano.