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Europa

Gudauri, la aventura de descender por el techo de Europa

En el Caúcaso, esta estación de esquí del norte de Georgia se ha convertido en la preferida de los amantes del descenso libre.

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La frontera entre Rusia y Georgia tiene como principal atracción la presencia del monte Elbrus, el más alto del continente europeo con 5.642 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra en la cordillera del Caúcaso, una cadena montañosa que, además de coronar Europa se ha convertido en uno de los destinos preferidos para los amantes del esquí en territorios poco explotados por el gran turismo de invierno. De hecho, son muchos los que ya comparan las estaciones de Georgia con las alpinas, llamando al pequeño estado 'la Suiza del Caúcaso'. Visitar en verano la región de Stepantsminda ya es toda una experiencia, al ser posible acercarse con garantías a todas las construcciones y desafíos del hombre contra una naturaleza que en invierno es muy inhóspita, como las carreteras cubiertas que se han convertido en el único modo de acceder a Rusia por el Caúcaso georgiano, construidas por antiguos prisioneros alemanes de la II Guerra Mundial. Pero hacerlo en invierno, con todo nevado y casi aislados, como los ermitaños que allí levantaron sus monasterios, es algo único. Entre los resorts de Georgia destaca Gudauri, el más adelantado y con mejor explotación y logística para que unas vacaciones invernales estén más que garantizadas. Bastan dos horas y media en coche para llegar desde el aeropuerto de Tiblisi hasta la estación, un recorrido que se puede hacer contratando a un chófer local o un minibús si vamos en grupo. Allí es posible pernoctar en diferentes tipos de hoteles y hostales; o bien dirigir nuestros pasos un poco más al norte, a Stepantsminda, un pueblo cuyo monasterio de ermitaños cercano merece la pena visitar. El descenso en Gudauri es de vértigo. Ya lo anuncian los telesillas, uno de ellos con más de 2,29 kilómetros de recorrido. Hay cinco en total, más un funicular para ocho personas que también nos traslada casi 3 km hacia la cima de la estación. Desde allí parten algunas de las pistas, que en total suman 50 kilómetros de recorrido esquiable, tanto para principantes como para expertos. De hecho, hay más de 20 rutas especiales solo aptas para los que más experiencia tienen a la hora de descender grandes montañas. Y si el tiempo lo permite, qué mejor que empezar a esquiar tras sobrevolar el Caúcaso desde el cielo. Es lo que propone una empresa en Gudauri: subirse a un parapente con un instructor y, tras dar varias vueltas cual ave, empezar un vertiginoso descenso por sus pendientes. Toda una aventura que hace de Georgia, aún más si cabe, un país que urge descubrir.

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