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Europa

Gran Bretaña, de mermelada en mermelada

La tradición de Reino Unido por la conserva más dulce permite un viaje por sus regiones más pintorescas. De norte a sur, de sur a norte.

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Cuenta la leyenda que, en 1700, una tormenta dañó en plena mar a un barco español que transportaba naranjas desde Sevilla. El carguero tuvo tiempo de refugiarse en el puerto escocés de Dundee, donde, para no perder todo el negocio, revendió la carta a un comerciante local. James Keiller, que así se llamaba, puso a su madre a cargo de las naranjas, que las convirtió en mermelada. Fue así como nació la tradición y el amor por la mermelada en Reino Unido. Pero las leyendas, leyendas son. Lo que sí parece más cierto es que fueron comerciantes portugueses quienes introdujeron en Gran Bretaña este rica conserva de frutas a partir de los años del Renacimiento, y que ha sido perfeccionada en diferentes modalidades desde la Edad Antigua hasta nuestros días. También lo es que la auténtica mermelada inglesa es la fabricada con naranjas amargas andaluzas, la fruta más utilizada aún en nuestros días por las muchas fabricas artesanales que hay en el país. También hay recetas propias, como la increíble mermelada de ruibarbo, por ejemplo, una planta cuyo cocinado en un sinfín de formas demuestra que no es imaginación lo que falta en la tradición gastronómica británica. De Escocia a Essex, visitamos los pequeños templos de este ingrediente imprescindible en cualquier desayuno o merienda (qué sería de los scones sin ella) que se precie en Reino Unido.

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