PROYECTO TURÍSTICO
Góndolas gigantes atravesarán el cielo de Chicago
Disfrutar de la ciudad norteamericana desde el aire, como si estuviéramos en una estación de esquí, es la última propuesta que ha recibido el Ayuntamiento de Chicago. De hacerse realidad, sería una de las atracciones más futuristas del mundo.
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Seguro que alguna vez te has subido a un teleférico en alguna de las grandes cordilleras españolas o en algún viaje por Europa. También es probable que los hayas cogido para solventar alguna montaña dentro de una ciudad. Lo que seguro que no has hecho es utilizarlo simplemente para ver el centro histórico de un lugar, como lo podrías hacer desde un autobús de dos plantas, pero suspendidos en el aire, como si de una noria en horizontal se tratara.
Pues esto es, precisamente, lo que se le ha propuesto al Ayuntamiento de Chicago para revolucionar la forma en la que los turistas se acercan a sus famosos rascacielos. Si ya de por sí nos dejan boquiabiertos, e incluso se pueden ver desde un barco, ahora las firmas de arquitectura David Brody Bond y Marks Barfield Architects proponen hacerlo suspendidos en el aire.
Bautizado como Chicago Skyline, la nueva atracción consiste en lanzar una serie de tensas cuerdas de acero por la que viajarían hasta 3.000 turistas cada hora a través de las calles más emblemáticas y mientras pueden observar los edificios desde una altura correspondiente a un tercer o cuarto piso. La idea es que el trayecto atraviese la ciudad manteniéndose en todo momento junto al río, uniendo el puerto con el centro, en un paseo de media hora (se ha propuesto un precio de la atracción de alrededor de 20 dólares).
La idea de los arquitectos es ambientalmente sostenible, ya que no requiere combustible y, además, evitaría el que los turistas tuvieran que disponer de autobuses u otros medios de transporte que sí resultarían contaminantes. Además, ayudaría a aliviar el tráfico en las zonas más importantes de la ciudad.
Para llevar esta idea a cabo, las autoridades locales de Chicago tienen que estudiar y dar aun el visto bueno al proyecto, que ha sido presentado públicamente por sus creadores para así comprobar el grado de aceptación que tiene entre los propios habitantes de la ciudad. El presupuesto para llevarlo a cabo partiría de los 250 millones de dólares y, de hacerse realidad, haría de Chicago una de las ciudades más punteras del mundo en cuanto a instalaciones turísticas con un estilo más propio del futuro.
Más información:
Turismo de Chicago
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