EN LA ISLA NORTE DE NUEVA ZELANDA
Gisborne, el único aeropuerto del mundo atravesado por un ferrocarril
¿Te imaginas que tu avión tenga que retrasar el despegue porque un tren de pasajeros va a cruzar la pista de aterrizaje? Esto es precisamente lo que te puede ocurrir si tienes que tomar un vuelo en Gisborne, una ciudad del norte de Nueva Zelanda.
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Cuando el terreno es limitado, no hay más remedio que compartir espacio. Y esto se aplica también a los aeropuertos. Aunque estamos acostumbrados a verlos en zonas despejadas y dedicadas en exclusiva al tráfico aéreo, algunos tienen sus pistas para más de un uso. No hace falta irse muy lejos para encontrar uno de ellos: el de Gibraltar, cuya pista de aterrizaje forma parte de la carretera de acceso al Peñón, que la cruza en perpendicular.
Sin embargo, lo que no tiene comparación en todo el planeta es lo que ocurre en una ciudad de la bahía de Poverty, en la isla Norte de Nueva Zelanda. En la localidad de Gisborne se encuentra el único aeropuerto del mundo cuya pista de aterrizaje es cruzada nada menos que por una vía de ferrocarril. Y no una en desuso o por la que apenas pasa un tren cada mucho tiempo, sino una en completa operatividad y que sirve para conectar personas y mercancías desde Gisborne con el resto de la isla.
Los horarios de los vuelos están obligados a coordinarse con el paso del tren, que tiene preferencia, por lo que no es extraño ver una pequeña fila de avionetas y aviones esperando que pasen los vagones, que muchas veces son movidos por una pintoresca locomotora a vapor. Y eso que es vía aérea por donde más personas llegan a la ciudad, conectada con buena parte de los aeropuertos de toda Nueva Zelanda (se calcula que alrededor de 150.000 personas toman un vuelo al año allí).
El aeropuerto de Gisborne quiere ser, además, toda una puerta de entrada a la región, de ahí que presuma de tener una de las mejores cafeterías de la zona, con una carta de comidas elaborada solo con productos locales orgánicos, cosechados o criados en granjas cercanas. Además, se hace un café perfecto, también neozelandés. Se llama el V2 Cafe & Bar y también cuenta con una cava de vinos, por si se prefiere una cena o un almuerzo más copioso.
Hasta hace unos años, el de Gisborne no era el único en contar con vías de ferrocarril por su pista de aterrizaje. Había un segundo aeródromo con esta particularidad, en la isla australiana de Tasmania, pero la vía fue clausurada hace casi una década, por lo que dejó al de Nueva Zelanda como el único en su singularidad. Toda una visión que parece sacada de una película de humor pero que es toda una realidad.
Más información:
Aeropuerto de Gisborne
Turismo de Nueva Zelanda
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