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Asia

La exquisitez del Palacio de Verano de Pekín

Concentración del lujo y refinamiento imperial

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En esta ciudad inmensa, casi inabarcable, en continuo cambio, que intenta encontrar un equilibrio entre un pasado tradicional y un futuro que intenta huir de él, la visita al Palacio de Verano es imprescindible para recordarnos la refinada y milenaria cultura que existió en este país. Con el telón de fondo de los Montes de Poniente, a orillas del lago Kunming y a unos 20 kilómetros del centro histórico de Pekín, nos encontramos con este conjunto arquitectónico también llamado el Parque de la Armonía. Con una extensión mucho más superior a la actual, rodeado de colinas y lagos, la dinastía Jing, en el siglo XII ya había establecido en esta zona su residencia estival, aunque posteriormente será la dinastía Qing, concretamente Qialong, quién acabará de enriquecerlo y ampliarlo con el grandioso conjunto de parques, palacios y lagos. Más de cien mil obreros trabajaron durante años para ir reproduciendo en este recinto diversos palacios y paisajes del Imperio Chino. Sin embargo, está apabullante concentración de lujo y refinamiento, únicamente utilizado por el emperador y sus allegados, fue destruida por el ejército franco-inglés en 1860 en el transcurso de la Guerra del Opio. Habrá que esperar hasta 1888 cuando la emperatriz Cixi ordenó su reconstrucción, y donde fijará su residencia y la sede del gobierno hasta su muerte. Cuenta con extensos jardines y más de 3.000 estructuras como pabellones, corredores, puentes, palacetes, esculturas; aunque unas tres cuartas partes de su extensión las ocupan las aguas del lago Kunming. Entre sus atractivos, las más de 14000 pinturas que retratan su historia, el Gran corredor (camino techado de 700 metros de longitud utilizado por la casta imperial para moverse dentro del palacio) o el Barco de Mármol donde la emperatriz celebraba sus fiestas, construido enteramente de cristal y mármol, y que aparenta estar amarrado a la orilla del lago. Sin olvidarnos del Palacio de la Benevolencia y la Longevidad, el Jardín de la Armonía Virtuosa, el Palacio de las Nubes Dentadas, la Sala del Oleaje de Jade, el Pabellón de las Nubes Preciosas, la Isla Nanhu y el puente de los Diecisiete Arcos… Podemos pasar en él varias horas, comenzar con un paseo entre los palacios hasta ascender a la colina que nos ofrece unas vistas inigualables del conjunto. Si optamos por un crucero por el lago en un barco tradicional chino contaremos con la escena que forman la Colina de la Longevidad coronada por la Torre del Incienso.

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