Viajestic » Destinos

Europa

El espíritu marinero de Brighton

Un destino de playa, diversión y naturaleza en la costa sur de Gran Bretaña

Publicidad

Cuando se habla de veraneo en Gran Bretaña, la primera opción que a muchos se les viene a la mente es la ciudad de Brighton. Esta localidad costera, con un fuerte espíritu marinero ligado a la diversión y a la juventud, es el destino idóneo para aquellos que quieran disfrutar de las vacaciones olvidándose de viajes organizados y multitudes. Brighton está situada en el medio de South Downs y en ella se combinan a la perfección la naturaleza, el buen clima y la oferta de comercios, arte y espectáculos prácticamente de todo tipo. Brighton es una ciudad ideada para el descanso y cualquier época es buena para visitarla, pero lo idóneo es hacerlo durante los meses de verano para poder disfrutar de su playa. En plena campiña inglesa, en el Sussex más histórico, este pueblecito costero se encuentra a menos de una hora de Londres y a tan solo 30 minutos del aeropuerto de Gatwick, donde llegan muchos vuelos internacionales que se dirigen a la capital del país, por lo que se encuentra muy bien comunicado. De hecho, algunos turistas que acuden a Londres para pasar unos días, optan por Brighton para descansar del viaje y desconectar totalmente del bullicio de la gran ciudad. La primera visita imprescindible es el Pier, un muelle que es la estampa más significativa de Brighton y en el que transcurre la mayor parte de la vida social y también nocturna de la localidad. En torno a él se extiende la playa, que cuenta con un paseo marítimo siempre repleto de gente, con numerosos cafés y restaurantes desde cuyas terrazas se puede sentir la brisa marina. También Brighton es un buen lugar para las pequeñas compras, ya que a lo largo de sus calles serpenteantes y plazas escondidas, se puede adquirir piezas vintage o de estilo retro únicas y originales. Desde el Sea Life Centre, el acuario más antiguo de Inglaterra, se pueden ver multitud de especies como tortugas gigantes y tiburones, además de llamar la atención por el edificio de estilo victoriano en el que se encuentra. Después de su visita, se recomienda dar un paseo por el Pier, su pequeño parque de atracciones, sus puestos con dulces y juegos para los más pequeños. El Royal Pavilion es otra de las paradas obligatorias. Un palacio real de los más exóticos en toda Europa que combina un estilo hindú en su estructura exterior y un interior de inspiración chino. El Royal Pavilion fue diseñado por el rey George IV, quien dejó constancia a través de esta construcción de sus peculiares e incluso extravagantes gustos. Sus jardines se extienden a su alrededor y consiguen que los visitantes se aíslen del exterior, casi como si se estuvieran adentrando en un escenario en el que se está rodando una película de Bollywood. Es todo un espectáculo y verlo iluminado, un privilegio que anima a convertirse en fotógrafo profesional, aunque sea durante un día, porque el Royal Pavilion recuerda al mismísimo Taj Mahal.

Publicidad