INGENIERÍA EXTREMA EN JAPÓN
Eshima Ohashi, vértigo en el puente más inclinado del mundo
Si eres de los que aun se lía con el freno y el embrague, o que tiende a calar el motor en cada cuesta, mejor ni te plantees conducir por este puente. Completamente rígido, su altura es obligada para dejar pasar a grande cargueros sin necesidad de cortar el tráfico.
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Hay construcciones que suponen todo un desafío para los arquitectos e ingenieros que las tienen que proyectar y, posteriormente, para los obreros que deben ponerse manos a la obra. Lo que no siempre es frecuente es que encontremos obras que, una vez finalizadas, siguen resultando toda una odisea para los que van a utilizarla. En este caso, son los puentes los que se llevan la palma. Algunos por consecuencias derivadas de los materiales de uso, como utilizar el resbaladizo vidrio en vez de suelo, pero otros por sus propias dimensiones.
Es el caso del Eshima Ohashi, en Japón. Situado en el lago interior Nakaumi, a un paso de mar abierto en la bahía de Miho, en el occidente de la isla principal del país, no es el único medio de acceso entre la isla de Matsue (con su monte Otsukayama) y Sakaiminato, pero sí el más espectacular. De hecho, es el tercer puente no levadizo más grande del mundo, y el único con una pendiente del 6,1% de inclinación.
Para muchos, el descenso es parecido al de una montaña rusa, con el peligro añadido de que, en este caso, no hay sistemas de seguridad alternativos a los frenos manuales del coche, por lo que la conducción puede llegar a ser todo un peligro, tanto a la bajada como a la subida.
Con una longitud de 1,70 km. y una anchura de 11,4 m., se ha diseñado con dos carriles de circulación, uno para cada sentido. Esto permite ganar en seguridad ya que, al no poder adelantarse unos a otros, se minimizan los riesgos.
La razón de tan desmesurada altura y desnivel la encontramos en el mar. El puente se eleva por el lugar de paso de cientos de grandes buques que necesitan salir del lago Nakuami al mar. El problema es que el tránsito es siempre muy alto, por lo que sería imposible tener que cortar constantemente el tráfico y obligar a los coches a dar todo un rodeo para llegar a la otra orilla. Así, la decisión que se adoptó fue elevar el puente. Como, además, no hay mucha distancia entre una orilla y la otra, este no podía ser un acenso liviano, gradual, sino que tenía que hacerse casi de golpe.
A pesar de encontrarse en una zona más industrial que turística, en Japón ya son muchos los que se acercan hasta aquí para conducir por él. Sobre todo desde que se ha hecho famoso por aparecer en un anuncio en televisión del fabricante de automóviles japonés Daihatsu Motor, en el que se prueba la resistencia de la furgoneta Tanto.
La experiencia dura apenas un minuto si no hay problemas de retenciones. De hecho, el sistema de semáforos de la zona se encarga de evitar en todo momento un atasco, ya que podría tener consecuencias fatales. Eso sí, ese minuto será lo más cerca que jamás estaremos de conducir nuestro propio coche en una montaña rusa. ¿Cuándo salimos para Sakaiminato?
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Turismo de Japón
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