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Asia

El edén existe en Maldivas

Cocoa Island, un lugar de ensueño en el que perderse

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Es la combinación perfecta, un buen clima unido a un mar cálido y playas de arena blanca. Precisamente esta sugerente combinación es la que nos ofrecen algunas de las más de 200 minúsculas islas habitadas que componen el famoso archipiélago de Maldivas. Un edén que pese a la acción del hombre se resiste a dejar de serlo. Siguiendo las pautas de un turismo de calidad en un ambiente de exclusividad destaca Cocoa Island, de la cadena COMO Hoteles, un resort en una isla privada conocida popularmente como Makunufushi. Situado entre los atolones de coral de Malé del Sur, en una laguna de aguas cristalinas con abundante y exótica fauna marina. Su estética mezcla una sofisticada sencillez con elementos indígenas. La mayoría de sus habitaciones la forman barcos rehabilitados, “dhoni”, que eran los utilizados por los pescadores nativos y que nos recuerdan a las típicas casas flotantes de Kerala. Hay que dejarse llevar y simplemente disfrutar del relax, la discreción y las vistas que proporcionan las habitaciones  a sus tranquilas aguas en medio de un paisaje en el que destacan palmeras, uvas salvajes del mar, hibiscos y el ylang-ylang. “Ufaa” el restaurante, con sus mesas dispuestas sobre la arena, cubre las necesidades de cada huésped gracias a una gratificante comida, donde pueden deleitarnos con platos elaborados con ingredientes naturales y pescados del día proporcionados por los pescadores locales. Nuestra salud, intentan mejorarla a través del yoga y tratamientos integrales basados en terapias de origen asiático. Pero es ante todo el submarinismo lo que atrae a los clientes del Cocoa. Bucear en estas cálidas aguas es una experiencia única. En cada inmersión, dirigida por instructores, podemos avistar tortugas, morenas, tiburones, mantas, o miles de peces multicolores. Si somos inquietos, durante nuestra estancia además de estas actividades podemos hacer también excursiones privadas. Ir de isla en isla como saltimbanquis haciendo snorkelling; seguir las pirueteas de los delfines y peces voladores desde la proa de un dhoni a la vez que disfrutamos de la puesta de sol; explorar sus típicas aldeas, como el pueblo de pescadores de Graidhoo que nos pilla al lado; visitar Malé, la capital, para hacer compras en sus mercados, entre hileras de pequeñas tiendas llenas de color. Sin lugar a dudas, si el edén existe seguro que lo encontramos aquí.

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