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Europa

Dormir en un castillo irlandés en Donegan

Al norte de Irlanda, el Lough Eske Castle es un hotel de cinco estrellas en un enclave único

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Irlanda, el país de las tradiciones por excelencia. En él tienen lugar anécdotas misteriosas y se escuchan historias asombrosas. Esta tierra con raíces e historia celtas es considerada por mucho viajeros un lugar idílico para contemplar la naturaleza y también para conocer la historia de la Europa más típica. Desde el famoso día de San Patricio –que ya se celebra en prácticamente todo el mundo- hasta los Leprechauns –los típicos duendes del folklore irlandés-. Pero lo cierto es que Irlanda es mucho más que música, hurling –un deporte de pelota- y leyendas transmitidas generación tras generación. Entre sus pueblos más tradicionales, concretamente en Donegal, una localidad situada al norte de la isla y que vive fundamentalmente de la pesca y el turismo, aún puede respirarse el mismo ambiente que existía hace décadas. Es aquí donde se encuentra el Lough Eske Castle, un hotel y spa situado en el lago Eske y con las montañas Blue Stack como telón de fondo. Es el único hotel de cinco estrellas en Donegal a día de hoy y su elegancia y lujo le han otorgado a lo largo de su historia varios premios en reconocimiento. El hotel es un antiguo castillo irlandés que ha sido restaurado y mantiene parte de sus señas de identidad, combinándolas con un toque contemporáneo que le han otorgado las reformas y el paso de los años. Su remodelación tuvo lugar en el año 2007 y en esa misma fecha se aprovechó también para ampliarlo y construir las 96 habitaciones con las que cuenta hoy en día. Pero para poder valorar este alojamiento, primero hay que conocer su historia. El castillo se construyó a finales del siglo XV, en concreto en 1474, aunque posteriormente sería destruido. Lo cierto es que la construcción ha sido testigo durante décadas de la historia de la localidad de Donegan y también de los acontecimientos ocurridos en el lago Eske. Cuenta con todas las comodidades de un hotel boutique y desde sus ventanas se pueden contemplar unas espectaculares vistas sin límite, ya que el hotel está rodeado de hectáreas de bosques vírgenes que uno se queda ensimismado mirando. Tiene una fachada de piedra y cristal y sus jardines y fuentes están repletas de esculturas que significan desde la fauna y flora del lugar hasta la historia del castillo. Los suelos y paredes de piedra que pueden parecer a simple vista fríos, resultan acogedores en cuanto se pasa en ellos más de media hora. Combinan en la medida justa con el cristal y la madera que completan la decoración del hotel, todo un acierto. Chimeneas, una biblioteca con los títulos más codiciados de todos los tiempos y el Oak Bar, una buena opción para conversar, planear visitas y comentar detalles de la estancia en el hotel mientras se saborea una copa bien preparada. Los sofás Chesterfield de cuero y las mesas pequeñas recrean un ambiente cálido, casi similar al que crearon en el castillo siglos atrás la familia O’Donnell, antiguos propietarios del edificio. Para comer o cenar, las recetas del Cedars Grill son perfectas, bien para disfrutarlas en su terraza o en su comedor. Y aquellos que deseen comer algo más ligero, deberán elegir el Gallery Bar. Dormir en un castillo típico irlandés es toda una experiencia, ¿aún no la has vivido?

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