Europa
Dinant, la ciudad del saxofón
La hija del río Mosa
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A orillas del río Mosa y encajonado entre altos acantilados, encontramos uno de los pueblos más pintorescos y encantadores de Bélgica. En la región Valona, en la provincia de Namur, asoma una pequeña joya entre los macizos rocosos de Las Ardenas. Dinant, conocida como la hija del Mosa ofrece preciosos rincones, castillos, abadías, museos y cuevas, un patrimonio espectacular para una escapada otoñal de lujo. La zona donde se encuentra la bellísima Dinant, fue habitada ya en el neolítico, y se sabe que celtas y romanos también se asentaron allí. En el Siglo XI el emperador Enrique IV concedió varios derechos sobre Dinant al príncipe-obispo de Lieja, incluidos los derechos de mercado. Así la ciudad se convirtió en una de las ciudades principales del obispado de Lieja. En Dinant hay mucho que ver, pero posiblemente uno de los sitios más espectaculares sea su Ciudadela que data del año 1051. 408 peldaños te llevarán hasta ella pero si lo prefieres puedes tomar un cómodo teleférico en el centro de la ciudad. Las vistas desde arriba merecen la pena. La ciudadela abierta al público es una visita con paneles didácticos que narran el pasado de la ciudad. La Colegiata de Notre Dame con su singular campanario en forma de bulbo, su púlpito del Siglo XVIII y una monumental vidriera en tonos azules, una de las más altas de Europa, te sorprendera. Paralela a la Rue Grande, junto al enorme acantilado, discurre la Rue en Rhée donde se encuentra, ya cerca de la Colegiata, la Maison de la Pataphonie. En este espacio de creación musical vas a poder escuchar infinidad de sonidos producidos por objetos y materiales diversos, desde un clavo hasta un jarrón, tuberías, cucharillas o botellas. Muy original. Y es que Dinant es una ciudad musical ya que en ella nació Adolphe Sax, el inventor del saxofón. Aún se conserva su casa situada en la calle del mismo nombre. La casa de Dinant donde Adolphe Sax vivió y trabajó se ha convertido en el Museo del Saxofón y en la ciudad se le honra con diversos monumentos y fuentes. Al otro lado del río, la cueva de Merveilleuse, para los amantes de las estalagmitas o las estalactitas, descubierta en 1904, es una de las grutas más bellas de Bélgica. Muy fácil de recorrer, se ha convertido en una visita obligada si viajas a Dinant. Los valles que rodean Dinant ofrecen un paisaje espléndido, naturaleza intacta e invitan a visitar los numerosos castillos y abadías, como la Abadía Notre Dame de Leffe. Dinant es una pequeña población llena de encanto en la que no vas a parar. Uno de esos pequeños rincones europeos ideales para una escapada en pareja.
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