TURISMO COMUNITARIO
Descubre el sur del Perú a través del turismo comunitario: historia, aventura y tradición
Conecta con sus comunidades, descubre tradiciones milenarias y transforma cada paso en una experiencia auténtica y sorprendente.

Publicidad
Hay viajes que no se pueden describir con una sola palabra, y por eso os decimos tres: Cusco, Arequipa y Puno. Juntas, estas regiones crean un recorrido que mezcla historia, naturaleza, gastronomía y cultura, ofreciendo mucho más que turismo: una experiencia auténtica y sorprendente que conecta lo mejor de cada lugar.
El turismo comunitario ofrece la oportunidad de vivir los tres destinos desde dentro, interactuando directamente con sus comunidades y conociendo sus costumbres, tradiciones y día a día. Así, la historia, la aventura y la espiritualidad se transforman en una experiencia compartida, donde el viajero se lleva recuerdos auténticos y la comunidad se beneficia de un turismo más justo y sostenible.
Cusco: entre montañas sagradas y saberes ancestrales
El turismo comunitario en Cusco va más allá de contemplar paisajes: permite vivir la historia, la espiritualidad y la vida cotidiana de sus comunidades. Alrededor del imponente Ausangate, los viajeros recorren rutas de trekking con pobladores locales, participan en rituales andinos, disfrutan de música en vivo y observan el cielo estrellado, combinando aventura y tradición en cada experiencia.

Además, Cusco ofrece historia viva en lugares como Raqchi, donde talleres de cerámica, ceremonias en honor a los Apus y fogatas bailables acercan al visitante a la cultura inca. En el Valle Sagrado, La Tierra de los Yachaqs permite explorar pueblos y aprender de textilería, medicina y gastronomía andina, mostrando que el verdadero conocimiento se encuentra en las manos y corazones de quienes lo transmiten de generación en generación.

Arequipa: la felicidad hecha comunidad en Sibayo
En el corazón del Valle del Colca, Sibayo, conocido como “el pueblo de piedra”, ofrece un turismo comunitario que permite sumergirse en la vida altoandina junto a sus habitantes. Los viajeros pueden recorrer senderos ancestrales con llamas, aprender sobre la elaboración de textiles, participar en faenas agrícolas o pescar en aguas cristalinas, experimentando de primera mano la rutina y las tradiciones locales. Más que un destino, Sibayo invita a reconectar con lo esencial: valorar el tiempo, la naturaleza y la cultura viva de sus comunidades, convirtiendo cada momento compartido en una experiencia auténtica e inolvidable.

Puno: tradiciones que flotan sobre el lago sagrado
En Puno, el turismo comunitario permite descubrir la cultura viva del Titicaca desde sus mismos protagonistas. En las islas flotantes de los Uros, los visitantes exploran casas, balsas y terrenos construidos con totora, aprenden a levantar una isla desde cero y se visten con trajes típicos, viviendo de cerca la historia y tradición de una comunidad que ha sabido reinventarse sin perder sus raíces.
En la península de Capachica, la comunidad de Llachón ofrece experiencias en contacto directo con la naturaleza: navegar en veleros artesanales, remar en kayak o recorrer caminos a caballo o en bicicleta, combinando aventura con actividades agrícolas, pesca artesanal y talleres textiles. En Puno, lo cotidiano se transforma en extraordinario, y cada ceremonia, faena o paseo por el lago revela la riqueza cultural y espiritual de esta región única.
Publicidad