INDONESIA

Descubre Kelimutu, el volcán indonesio con tres lagos que nunca se ven igual

Con el paso de los meses, sus colores mutan.

Kelimutu, en Indonesia

Kelimutu, en IndonesiaPixabay

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Al este de Indonesia, más concretamente en la isla de Flores, se encuentra un volcán que esconde un fenómeno natural de lo más sorprendente. Se llama Kelimutu, y es un cráter que cuenta con tres lagos cuyas aguas cambian de color. Así, los visitantes se encuentran con unas tonalidades distintas según el momento de su visita, y esto es lo que hace de este rincón del mundo uno de los más fascinantes del planeta.

Los tres lagos de Kelimutu se encuentran a más de 1.600 metros sobre el nivel del mar y, después de decirte que sus aguas son cambiantes, no te sorprenderá saber que pese a estar muy cerca entre ellos tampoco son iguales. Eso sí, los cambios no se producen de un día para otro, sino que se necesitan meses para que estos se aprecien a simple vista.

El lago Tiwu Ata Bupu (el de los antepasados), suele lucir en tonos que varían entre el azul y el oscuro y los negros. Por su parte, el lago Wiku Ko'o Fai Nuwa Muri (el de los jóvenes y las doncellas) a menudo deslumbra con sus verdes intensos. Por último, el lago de los malos espíritus o Tiwu Ata Polo varía entre distintos tonos de marrón y rojo.

El color en que se ve el agua de estos lagos es producto de la actividad volcánica y de las reacciones químicas de los minerales disueltos en ella. Pero como no podía ser de otro manera en un país tan místico como Indonesia, los ciudadanos locales otorgan este hecho a la espiritualidad y al resultado de varias leyendas.

Kelimutu, Indonesia
Kelimutu, Indonesia | Imagen de Neil, licencia: CC BY 2.0, via Wikimedia Commons

Sea cual sea la causa, lo importante es poder ver de cerca el volcán Kelimutu y las tres masas de agua caliente burbujeantes que se hallan en el cráter. Y para ello, muchos viajeros escogen el amanecer como el mejor momento del día para subir a la cima, porque ver salir el sol por encima de los tres lagos es todo un espectáculo.

El paseo hasta el mirador es bastante sencillo de recorrer y, además, está acondicionado. De esta manera, no hace falta ser un senderista experto para llegar hasta lo más alto, sino que basta con tener ganas de disfrutar de este destino del continente asiático. Un destino que, debes saber, desprende una magia especial en las primeras horas del día. Y es que es entonces cuando los contrastes de los diferentes colores de los lagos se multiplican, dando lugar a un particular arcoíris.

Moni suele ser el punto de partida habitual para subir al mirador, y es también un lugar genial para hospedarse porque tiene alojamientos y restaurantes. Hay que ir en vehículo hasta el comienzo del camino, pero el trayecto es de nuevo corto y sencillo.

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