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INDIA

Culto a Shiva en el impresionante templo hindú de Virupaksha

Levantado en el siglo VII a la orilla del río Tungabadra, se trata de uno de los templos más fascinantes de India, protegido por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad y por Shiva, el dios de los muertos, sobre las ruinas de lo que en su día fue un Imperio.

 

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Situada en la región de Karnataka, en el interior de India, la ciudad de Hampi se levanta sobre las ruinas de la antigua ciudad de Vijayanagara, capital del imperio del mismo nombre. Desde sus palacios se dominó todo el tercio sur de la península india entre los siglos XIV y XVI, un poder político que se colapsó tras cruentas batallas, pero del que hemos heredado uno de los conjuntos arqueológicos más impresionantes del planeta.

Allí, en la antigua capital, se yergue uno de esos templos que hay que ver en persona para creerse que fueran humanos los que lo construyeran hace seis siglos. Y es que el templo de Virupaksha, declarado por la Unesco, al igual que el resto de monumentos de Hampi, Patrimonio Mundial de la Humanidad, no te deja indiferente.

Dedicado al dios Shiva, el rey de los muertos según la tradición hinduista, consorte de la diosa local Pampa (que se asocia con el río Tungabadra, a cuya orilla se levanta el templo), es el resultado de una historia que se remonta al siglo VII, cuando se levanta un pequeño santuario. De él surge un complejo gigantesco que incluso resistió la destrucción de la ciudad en 1565, con una gran pirámide de 50 metros presidiéndolo.

Esta es toda una hazaña arquitectónica y escultórica, pues cada una de sus plantas está decorada con cientos de figuras en todo tipo de posiciones y representando desde actos relacionados con ritos de fertilidad a bélicos. Construida con ladrillo y mortero, fue financiada por los emperadores, y no faltan inscripciones que lo atestiguan.

Actualmente, el templo principal se compone de un santuario, tres cámaras, un salón de pilares y una sala abierta columnada. Tampoco faltan un claustro y diferentes patios. Y es que a su alrededor fueron surgiendo más templos. Hoy es posible alquilar bicicletas y hacer recorridos sobre ruedas, acompañados de un guía, para conocer los más interesantes. Eso sí, habrá que sortear algunas vacas, animal sagrado, en nuestro recorrido.

Aquí también se rinde culto al elefante, existiendo incluso un templo dedicado a este animal, que supuestamente bendice con su trompa a los visitantes que se encuentra. Sin embargo, no siempre hay elefantes durante las visitas.

Entrar en el complejo no es caro. Cuesta 5 rupias (7 céntimos de euro), pero hay que añadir otras 50 si se quiere pasar con cámara de fotos, y 500 en el caso de que sea con una videocámara. Además se paga 1 rupia por diferentes conceptos como la bendición del elefante, la taquilla para guardar zapatos (en algunos templos se entra descalzo) , o 50 si se solicitan los servicios de un guía.

El mejor momento para visitar el templo es por la mañana, temprano, o al atardecer, ya que es entonces cuando tienen lugar los rituales y ceremonias más interesantes y pintorescos. Eso sí, salvo algunos días que cierra a mediodía, siempre está abierto hasta la caída de la noche.

Llegar hasta aquí no es fácil. Hampi no tiene estación de ferrocarril y está en el centro del país, por lo que tampoco es posible hacerlo navegando. La estación más cercana se encuentra en Hosapete, a 13 kilómetros; y mucho más lejos, a 150 km., encontramos el aeropuerto más próximo. A cambio, nos espera la satisfacción de haber estado donde muy pocos turistas, sentirnos como aventureros descubriendo Virupaksha, pero también otros templos como el de Preksha, el de Yantrodharaka, el de Achyutaraya... y es que la lista es tan enorme como impresionante lo que tendremos ante nuestros ojos.

Más información:
Turismo de Hampi

 

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