ALTA AUSTRIA
Convertirse en un astronauta en el corazón de los Alpes austríacos
Las cuevas de hielo del macizo de Dachstein permiten visitar uno de los glaciares alpinos más espectaculares por dentro, ver rastros de mamuts y, además, conocer y probar los trajes de la futura misión espacial tripulada a Marte.
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Antes de que la cordillera alpina dé paso a los grandes lagos y llanuras agrícolas que pueblan el estado de Alta Austria, esta zona del interior del país alberga aún grandes picos y zonas de montaña no aptas para personas con vértigo. Una de ellas es el macizo de Dachstein, con picos que rozan los 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar y grandes desniveles que convierten las zonas próximas del lago de Hallstättersee en todo un paraíso para los amantes de los deportes de invierno y el senderismo alpino.
Sin embargo, la belleza de Dachstein también se encuentra en el interior de la montaña, concretamente en las Cuevas de Hielo, una de las atracciones más diferentes del turismo de los Alpes, con paradas en rincones de nombre tan evocados como el Castillo del Santo Grial, la Cúpula de Parsifal o la cúpula del Rey Arturo, todas ellas parte de un recorrido en el que hielo, vulcanismo, glaciar y prehistoria se funden, además, con los viajes en el espacio.
Y no con un viaje cualquiera, sino con el que permitirá que el hombre pise Marte. En cooperación con el Foro Espacial Austríaco (ÖWF), es posible ver e incluso probarse el traje Aouda.D, el que se ha confeccionado para que los futuros astronautas puedan resistir en Marte. Se da la circunstancia de que fue allí, dentro de las cuevas de hielo, por sus características únicas, donde se realizaron las pruebas de control del traje marciano en 2012, un hito que ha unido a Austria con la carrera espacial para siempre.
Pero las cuevas son mucho más que una aventura en Marte. De hecho, permite recorrer, en unos minutos, milenios de desarrollo geológico. Es imposible no fijarse en los suelos de hielo que hay que pisar durante 25 metros para llegar a la Cúpula de Tristan o el descenso a pie hasta llegar a la capilla del Big Ice, un gran túmulo de hielo y nieve en medio de una inmensa sala. Aunque para sobrecogedor, el gran agujero que hay en una de las paredes, bautizado como la cueva del Mammut y que tiene su propia vía de entrada.
Durante el mes de agosto, la sala de las cuevas bautizada como Cúpula de Parsifal se convierte en una sala de conciertos para albergar una serie de eventos musicales que, con la ayuda de la reverberación de la cueva, convierte a las melodías en cantos únicos. La cita es cada viernes de ese mes y este año están previstas obras de Schubert, Mozart... interpretadas con clarinetes, piano, trompeta... (entradas ya a la venta).
Son tres las diferentes cuevas de hielo que se pueden visitar en Dachstein Salzkammergut. Todas abren a las 9.20 h. y son visitables hasta alrededor de las 16 h, aunque se recomienda llegar siempre antes de las dos de la tarde para evitar dejarse algo por ver.
Al igual que al resto de atracciones del glaciar, se llega a través de un teleférico que asciende 1.000 metros de altura por una de las montañas más empinadas de los Alpes. Una vez allí, se puede disfrutar del paisaje en el puente colgante de 81 metros de largo, en unas escaleras a la nada o, por ejemplo, en una instalación panorámica llamada ‘Los cinco dedos’, en Krippenstein, y que semeja cinco puntas de metal sobre la montaña, para sentirse en suspensión.
Vivir la experiencia de vestir como un astronauta y, de paso, conocer el corazón de un glaciar alpino nunca fue tan sencillo. Basta acercarse a los pueblos de Obertraun y Hallstatt, nuestros puntos de partida, y permitirse disfrutar como niños.
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